Era uno de los más afectados después del pitido final. No dejó de llorar y uno por uno fueron a consolarle los compañeros tras el partido, aunque especialmente su amigo Álvaro Ratón. Una vez pasó por la ducha y el mal trago de la eliminación, Borja Iglesias aseguró que no sabe «ni qué decir ni qué pasará» con su futuro, pero que si algo tiene claro es que «Zaragoza tiene un lugar enorme en mi vida y en mi corazón». Y añadió: «No sé cuándo, pero estoy seguro de que voy a volver».

Muchos son los motivos que le invitan a ello. Uno es que «desde el primer día me he sentido muy querido y respetado», lo que hace que sea «un afortunado por lo que he vivido», comentó.

Su continuidad en Segunda División en el club es imposible, pero dejó un mensaje de esperanza para el zaragocismo: «La ciudad reúne todos los ingredientes para volver. No sé cuándo, pero es cuestión de tiempo», dijo.

Como toda la familia blanquilla, Borja Iglesias estaba «jodido». «Nos duele porque merecíamos ganar. Han planteado su partido, uno cerrado, y han intentado no conceder, aprovechar las ocasiones y eso han hecho», explicó.

Otro que coincidió con el delantero en el calificativo fue Zapater. «Estoy jodido porque pensábamos que era este el año y creo que hemos merecido más. Han sido efectivos y ha sido muy cruel», destacó.

Resaltó la falta de efectividad del Real Zaragoza de cara al marco de Aitor Fernández, pero comenzó a pensar ya en el futuro. Lo primero es que «hemos pasado de ser un equipo que lo hace muy mal a uno que lo hace muy bien en un año y que ha enganchado a todo el mundo». Incluido a los más pequeños: «Llevo una semana en la que me levanto y me echo a dormir escuchando el himno. Algo hemos hecho bien para que niños vivan lo de estos días y esperaba alargarlo». Por último, el centrocampista ejeano destacó el gran grupo humano del vestuario, del que se encuentra «muy orgulloso».