Borja Iglesias ha sido protagonista involuntario de la semana en el Zaragoza por ese gesto de mandar callar a la grada del Nou Estadi de Tarragona que LaLiga eligió como cabeza de turco con su denuncia para que el Comité de Competición abriera un proceso de información reservada que se resolverá, o no, con una sanción. Sin embargo, por encima de ese suceso, que hizo mostrar su enfado al Zaragoza con la decisión del organismo que preside Javier Tebas, está la certeza de que el ariete gallego, tan vital en este equipo, ha recuperado su duende, el que exhibió en el comienzo de Liga y perdió durante muchas jornadas después.

A estas alturas es más que una evidencia que Borja Iglesias, con 11 goles en la Liga y otro más en Copa, es absolutamente fundamental para el Zaragoza e intocable en el once, ya que no tiene competencia en la delantera con Vinícius y Toquero, que podría jugar en punta, lleva casi dos meses de baja. Es el jugador con más gol, pero también fija a los centrales, se asocia bien y muestra un amplio repertorio de delantero, asistencias incluidas. Por eso, era fundamental que el gallego pasara la crisis que vivió a finales de 2017 y al principio de enero. No solo dejó de marcar, una asignatura de obligado cumplimiento para un ariete tan referencial como él, sino que en varios partidos su aportación fue baja.

Sin embargo, se reencontró con el gol ante el Lugo, tras definir a la perfección un envío de Lasure que desvió un defensa para anotar su primer gol en jugada en La Romareda (una losa que se quitó), y volvió a marcar en Tarragona, después de una contra que armó Febas para que su pase contara con la colaboración de Xavi Molina y lo terminara el punta zaragocista con una sutil vaselina ante Dimitrievski. Así, con dos ejecuciones plagadas de confianza, enlaza dos jornadas seguidas viendo puerta, algo que ha hecho en otras dos ocasiones con la camiseta zaragocista, en las que no dio el paso de firmar la tercera cita con la baba del gol. Esa oportunidad la tiene hoy de nuevo.

Borja anotó un tanto contra el Granada y dos al Córdoba en las jornadas dos y tres y repitió dos citas seguidas con una diana ante Osasuna y un doblete contra el Sevilla Atlético (j. 10 y 11). El punta tuvo un gran comienzo de temporada, pero el reloj se le paró en ese partido ante el filial sevillista.

LARGA TRAVESÍA / Ahí empezó una travesía por el desierto, donde el delantero bajó su nivel, con los problemas físicos por diferentes molestias como una parte de la explicación. Estuvo ocho jornadas sin marcar, aunque fue decisivo en la victoria ante el Rayo Vallecano con dos asistencias, y el equipo le echó mucho de menos, en una fase del curso donde el Zaragoza estaba muy lejos de ser un bloque fiable.

Se reencontró con el gol con un doblete en la derrota en Valladolid, donde acabó lesionado en el aductor, lo que hizo que fuera baja ante el Barça B en el primer partido del 2018, mientras que no jugó en Granada por sanción. Con todo, el principio de este año natural no trajo buenas noticias para Borja, que falló dos penaltis seguidos, en las victorias ante el Tenerife y el Córdoba, donde acabó hasta silbado por la grada en un partido donde se diría que casi tocó fondo, con un punto de desesperación. Tras ese encuentro contra el conjunto cordobesista, el gallego empezó a levantar de nuevo el vuelo, aunque en Alcorcón no emitiera demasiados síntomas de mejoría, y ahora lleva dos citas seguidas con gol. Eso sí, volvió a fallar una pena máxima ante el Lugo, para prolongar su mala racha en los penaltis.

El delantero, en su primer año en Segunda, está demostrando hechuras de sobra para la categoría de plata y hasta se le adivina un futuro muy próximo en Primera. Esa es la intención del Celta y también de los agentes del jugador, en el punto de mira de muchos clubs para la próxima temporada si el conjunto vigués decide abrirle de nuevo la puerta en forma de nuevo de cesión o esta vez de traspaso. En todo caso, en un Zaragoza en Segunda no estaría el punta la próxima campaña pero para que la actual llegue al mejor puerto posible el equipo necesita de su duende.