Llevaba un tiempo Cani diciendo que necesitaba una señal --"un gol o algo"-- para dibujar un nuevo panorama en el fútbol desangelado que mostraba. Ese gesto llegó en forma de brazalete con los colores de su tierra. Fue sentir en su brazo izquierdo las barras rojas y amarillas que distinguen al capitán y que había recogido de Galletti y volvió el duende a su juego, con un recorte de mago y una asistencia de libro para que Villa sentenciara. Sí, fueron sólo diez minutos, pero suficientes para confirmar que su talento sigue intacto. Ahora, le queda volver a ganarse un protagonismo que tuvo en su día y que por calidad merece poseer.

Tras completar un buen trabajo físico durante el verano, este curso parecía el de su consagración. No hasta el momento. El excelente momento de Galletti no le está poniendo las cosas fáciles para hacerse un hueco --¿De verdad que no pueden jugar juntos?-- y su fútbol errático desde que empezó la temporada le ha dejado sin argumentos. Fue titular en el Camp Nou y en los dos partidos ante el Sigma. En ninguno dio respuestas para apostar en firme por él. Ayer, sí lo hizo, pero ha perdido demasiado terreno para ganarlo de un golpe. Le queda camino.

Y eso que las sensaciones que dejó anoche fueron excelentes. El Niño ha dejado de serlo y quizá sea el brazalete --era el que más tiempo llevaba en el equipo cuando saltó al campo-- el último indicio de que esa etapa ya ha finalizado. Sólo tres minutos después de recoger de Galletti ese distintivo ofreció una acción para enmarcar. Una bocanada de aire fresco para La Romareda. Con un sutil toque de balón dejó a De Jong por los suelos, avanzó con decisión y abrió a la izquierda para que Villa sólo tuviera que batir al portero en su desesperada salida.

Aún tuvo tiempo para dar una perfecta asistencia a Javi Moreno que el ariete falló y hasta para intentar, sin fortuna, un pase de tacón en el aire. Ese es el verdadero Cani. Fútbol, magia, desparpajo, talento... Las mechas que luce desde hace una semana no le dieron suerte, pero sí lo hizo el brazalete. Es el momento que esperaba.