—Ha estado alrededor de dos meses y medio lesionado tras romperse el quinto metatarsiano del pie. ¿Qué tal está ahora?

—Bien, ya recuperado y contento de haber vuelto. Quería que fueran pasando las semanas, quitar las muletas, ir haciendo cosas nuevas, empezar a hacer bici… Ya ha pasado la lesión y ahora estoy entrando en el equipo, cogiendo el ritmo y encontrándome cada vez mejor.

—Regresó en Copa ante el Valladolid y anotó. ¿Qué se le pasó por la cabeza?

—No pensé mucho y me hubiera gustado celebrarlo. Luego les dije al fisio y al doctor que les hubiera dado un abrazo, pero íbamos perdiendo 0-2 y, la casualidad, tras dos meses y medio, entro y tengo la suerte de marcar. El fútbol tiene estas cosas, es mágico en ese sentido. Entré con buen pie, después jugué en Oviedo y contra el Córdoba. Estoy contento porque el míster va confiando en mí.

—¿A qué achaca el buen momento del Mallorca siendo un recién ascendido?

—No sabría decirle. La categoría está tan igualada que a veces equipos que bajan de Primera sufren en Segunda y otros que suben de Segunda B hacen buenas temporadas. El secreto está en el equipo, porque somos una piña, vamos todos a una, sabemos lo que tenemos que hacer, corremos y trabajamos muchísimo.

—Fuera de casa bajan el pistón y solamente han logrado una victoria. ¿Por qué?

—Todas las salidas son complicadas. Por ejemplo, en Granada perdimos 1-0 tras encajar un gol pronto, haber sido superiores y habiendo tenido ocasiones. Esa sensación la hemos tenido en otros partidos. Cuando se hacen las cosas bien los puntos llegan y estoy seguro de que fuera de casa empezaremos a sumar. Hay buenas sensaciones y no es que el equipo sea otro o que no juguemos bien fuera de casa.

—¿Es un buen momento para jugar en La Romareda?

—Ganar en La Romareda siempre te da un estatus y un privilegio porque es un campo muy complicado. La gente aprieta mucho. Ningún campo se llena en Segunda como La Romareda y en ningún estadio se vive el ambiente de fútbol como se vive allí. Viene de ganar, pero con algo de dudas, porque ver al Zaragoza tan abajo en la tabla, casi asusta. El equipo va a dar más y va a tirar para arriba. Tiene buenos jugadores, y algunos de ellos son amigos míos y les deseo lo mejor, pero a partir del sábado (risas). Ojalá ganemos allí.

—¿Cómo de especial será el encuentro ante su exequipo?

—Será muy especial. La familia y los amigos me hablan para decirme que o van a venir o que no pueden y les da rabia. Me hace mucha ilusión volver a La Romareda. El pasado, pasado está. Lo que siempre quedará es la gente del Zaragoza y siempre me ha tratado bien, animado diciéndome que iba a llegar la oportunidad y, aunque no llegó, el respeto por el escudo lo tengo porque lo he mamado desde pequeño.

—Tras hacer una gran campaña en el Barakaldo, este año está jugando en Segunda y está ante una buena oportunidad. ¿Cómo se lo toma?

—Todos los años te juegas mucho. No te puedes volver loco pensando hasta dónde vas a llegar. Espero un buen año a nivel de club e individualmente trataré de aportar el máximo, entrenar duro para que el míster confíe, intentar jugar el mayor número de partidos y ayudar con goles, asistencias, pases… con lo que sea.

—¿Cómo se explica que un equipo como el Zaragoza esté tan abajo?

—Sigo mucho al Zaragoza y he visto casi todos los partidos. La Segunda es muy complicada y acabamos de empezar. El Cádiz hace nada estaba en la zona del Zaragoza, ha ganado tres partidos y otra vez está arriba. Tendrá la ocasión de meterse arriba.

—¿Le duele verlo así?

—Sí, porque siempre le deseo lo mejor al Zaragoza. Espero que en los partidos entre Mallorca y Zaragoza saquemos nosotros los seis puntos, pero sí que le deseo lo mejor, que tenga una gran temporada y, sobre todo, que sea tranquila, más que nada por la gente, porque lo sufren mucho y no se lo merecen.

—Ahora que el Zaragoza está apostando de verdad por los canteranos, ¿le molesta que no lo hiciera en su etapa en la entidad?

—Para nada, al revés. Son chicos con los que he entrenado o amigos míos. Son compañeros que han jugado conmigo mucho tiempo y es una alegría. No me molesta pensar que ahora que no estoy yo sí que se les dan oportunidades. Igual aunque estuviera no tendría una oportunidad, nunca se sabe. Me alegra que en ese sentido se hayan hecho las cosas mejor porque en la época en la que estuve yo y un pelín antes no se contaba tanto con la gente de cantera. Estoy contento y me alegro mucho.

—¿Tuvo mala suerte de estar en el momento equivocado en el club?

—Todo pasa por algo. Si hubiera jugado más partidos en el Zaragoza igual este año me hubiera ido a otro equipo… No lo sé. Que no contara con mi oportunidad me hizo salir al Barakaldo y ahora estoy aquí. Quiero creer que mi camino era este.

—¿En qué ha cambiado el Sergio Buenacasa del Real Zaragoza al del Mallorca en este año y medio?

—Soy un jugador mucho más maduro, sobre todo para entender ciertas situaciones del fútbol que en su momento no supe entender. No pasé una buena época en mi estancia en Zaragoza y me distancié un poco incluso de amigos y familia porque no era un buen momento para mí. Ahora tengo madurez para verlo de otra forma.