El mercado de invierno más agitado del Real Zaragoza de los últimos años provocó la marcha de varios jugadores para habilitar espacio a los fichajes reclamados por Víctor Fernández. El límite salarial obligaba a aligerar la plantilla antes de volver a llenarla. Cruzaron la puerta de salida Pombo, Papu, Bikoro, Lasure y Grippo, los tres primeros en la lista de nominados desde meses atrás y los dos últimos casos diferentes pero a los que el entrenador en ningún supuesto consideraba prioritarios. En la dirección contraria han llegado Pereira, Dani Torres, El Yamiq y este jueves Burgui. Una reestructuración de alcance, con un número elevado de movimientos con el riesgo que ello conllevaba y dos propósitos principales como meta: mejorar el nivel deportivo de la plantilla y preservar la salud del vestuario y el buen ambiente a pesar de que el grupo perdiera a algún jugador de un peso emocional muy relevante.

En la teoría, que luego la práctica y el desarrollo de las jornadas concederán el dictamen definitivo, las dos voluntades han quedado bien resueltas. La calidad de la plantilla ha subido un escalón y el buen rollo, al que Víctor Fernández ha aludido en esos términos en más de una ocasión, se ha protegido. La atmósfera de puertas hacia dentro ha contenido aire limpio esta temporada desde el primer momento. Así lo ponen de manifiesto también los testimonios de dos de los jugadores que han salido en enero, recogidos en sendas entrevistas publicadas en este diario. «Quizá Zaragoza ha sido el sitio donde mejor he estado de mi carrera», afirmó Simone Grippo, ahora en el Oviedo. Una gratitud similar a la que mostró Bikoro, cedido al Badajoz, a pesar de su nula participación. «Me hubiera gustado tener una oportunidad, pero el trato con Víctor Fernández fue de diez. Es el jefe. No tengo ninguna queja”.

Con el decimotercer límite salarial de Segunda División, a pesar de haberlo aumentado en 621.000 euros en invierno, la plantilla tiene una muy buena pinta, capaz de mirar a los ojos a cualquiera en la categoría. Hay cantidad, calidad, variedad de perfiles, complementariedad y un gran grupo. Y como recordó Grippo desde Asturias, las grandes cosas se alcanzan con los grandes grupos.