Otro paso más hacia Segunda B. Este, el dado en Castalia (1-0), de gigante además, porque el rival es directo y porque el Zaragoza es ahora mismo un cadáver andante, un equipo moribundo que necesita un giro de inmediato para tratar de buscar un milagro, porque así, a ese precio se está poniendo la permanencia en Segunda para este espectro. Iván Martínez ha agitado la coctelera, ha movido fichas, pero la leve mejoría se ha quedado lejos de ser eficiente, con cinco derrotas con él en el banquillo. De hecho, en Castellón, el Zaragoza se cayó del todo, con un partido donde apenas existió en ataque, ante un rival flojo y lleno de nervios, y que le ejecutó en el tramo final con un gol de César Díaz tras un fallo de Jair y Guitián.

El Zaragoza es antepenúltimo y este jueves puede ser colista si puntúan el Albacete y el Sabadell. El puesto, los cinco puntos de distancia con la salvación, las seis derrotas consecutivas y las 12 jornadas sin ganar muestran con claridad el camino, una senda a la tragedia del descenso que, aunque restan 27 partidos, solo se puede evitar con un giro drástico, con un acto de responsabilidad del club, de su consejo, para enmendar el terrible momento que vive un equipo mal diseñado por Lalo y errado en las apuestas de jugadores y entrenadores. La llamada casi de auxilio pidiendo soluciones que hizo Iván Martínez, el menos responsable de todos en el desastre, tras el partido resume la nefasta situación que sufre el zaragocismo.

El partido, vital, fue un desastre tremendo del Zaragoza, que no disparó con peligro a puerta. Saltó el equipo con Vigaray en el carril diestro y con Juanjo Narváez de regreso a la punta de lanza, con solo tres fichajes del verano (Jair, Chavarría y el propio Narváez) y con la misma disposición táctica con tres centrales y con una colección de dudas y de falta de confianza similar a la que presentaba el Castellón, que para eso están en los bajos fondos, lo que se empezó a reflejar en un partido sin dominador claro. Con un 4-4-2 y con libertad de movimientos para Rubén Díez, Jamelli, el conjunto albinegro comenzó más atenazado y la presión zaragocista hizo pensar en algún amago de peligro. Un error de Campos que no aprovechó Francho y un córner que rozó Azón fueron los avisos, tímidos, de un Zaragoza que encontraba solo alguna vía en Vigaray, profundo y extenuado en su carril.

En medio de un partido espantoso, lleno de imprecisiones y sin que ninguno de los dos equipos acabara lo que empezaba, el Castellón empezó a adelantar líneas y el Zaragoza, a olvidarse de atacar, con una medular en la que Eguaras, Zapater y Francho no encontraban la luz y con Narváez casi desaparecido. Con todo, el equipo 'orellut 'se apoyaba en Marc Mateu, en su zurda en los muchos córners, uno de ellos despejado con apuros por Cristian, para crear peligro. Además, Jair tuvo que despejar un centro de Mateu ante el despiste de Guitián, muy flojo en tareas de contención, y Chavarría mientras que el partido entraba ya en el terreno del bostezo.

Otro desajuste de Guitián ante Mateu trajo un susto a Cristian, pero la mejor ocasión local llegó en los últimos instantes, cuando Francés no despejó bien un balón que el omnipresente extremo que pasó por la Ciudad Deportiva dejó a Jordi Sánchez para que su disparo se fuera desviado por poco. Fue lo único reseñable de una primera parte nula en ataque del Zaragoza, sin disparos a puerta y sin ocasiones para los de Iván Martínez.

Tras el descanso, el técnico zaragocista mantuvo el sistema y el partido tenía las mismas constantes, con los dos equipos con más miedos a equivocarse que de acertar, que no lo hacían casi nunca. Sendos disparos de Francho y Eguaras trajeron una tímida reacción zaragocista e Iván pasó a jugar con un 4-3-3 con la entrada de Zanimacchia, de nuevo nulo, y Jannick. Después, sería turno para Bermejo por un extenuado Azón, pero el Zaragoza no acababa de levantarse, solo había hecho un insignificante paso adelante.

Guitián le quitó, en su única acción destacada, un gol a Fidalgo, pero el cántabro y Jair se equivocaron en una falta en largo y César Díaz no perdonó, ejecutó a un equipo ya muerto, un cadáver que necesita de modo urgente cambios para llegar con un halo de vida a enero y buscar el milagro con un cambio tremendo en una plantilla desmoronada. Esa es la realidad. Hay que hacer algo, porque este Zaragoza se muere. O ya está muerto.

Ficha técnica

Castellón: Álvaro Campos; Guillem Jaime, Víctor, Delgado, Satrústegui; Arturo (Gus Ledes, m.91), Rubén (Lapeña, m.91), Señé, Marc Mateu (Fidalgo, m.77); Jordi Sánchez (Zlatanovic, m.66) y Cubillas (César, m.77).

Zaragoza: Cristian Álvarez; Vigaray, Francés (Jannick, m.63), Jair, Guitián, Chavarría (Nieto, m.86); Eguaras (Vuckic, m.86), Francho, Zapater (Zanimacchia, m.63); Iván Azón (Bermejo, m.72) y Narváez.

Gol: 1-0, m.83: César Díaz, m.83.

Árbitro: Ocón Arraiz, perteneciente al comité riojano. Mostró tarjeta amarilla a Arturo por el Castellón y a Chavarría y Vigaray por el Zaragoza.

Incidencias: Partido disputado en el estadio Castalia sin la presencia de público y con 9ºC de temperatura.