Ahora, a las puertas de comenzar la nueva temporada, al fin los entes reguladores de la competición establecen unas normas de obligado cumplimiento adaptadas a la nueva realidad con el coronavirus y alternativas a los supuestos que se puedan dar derivados de la situación sanitaria. Todo lo contrario de lo que sucedió al final de la pasada temporada, donde todo fue improvisación, perjuicios para varios equipos (con especial ahínco para el Real Zaragoza) y batallas legales que tienen visos de alargarse en el tiempo.

Así se evitarán vacíos y se reducirá la incertidumbre. Ya se sabe desde el primer día dónde se jugará un partido si no se puede disputar en el estadio habitual o qué sucederá si un equipo, por un brote de contagios como el que pasó el Fuenlabrada en la última jornada, no dispone del número mínimo de jugadores de la primera plantilla para afrontar el choque.

El curso pasado se optó por obviar esos supuestos, por negar la mayor. «Es imposible, imposible, que nos venga ningún club con cinco contagiados, con tres o cuatro contagiados a la vez. Si es que viene, es que ha habido negligencia», dijo Javier Tebas, presidente de LaLiga antes del reinicio de la competición. Y en privado, al Real Zaragoza, tal y como contó el club cuando comenzó su batalla legal, le dijo que no habría problemas con el contrato de Luis Suárez. Y no fue así.

Ayer se reunieron LaLiga y la Federación Española de Fútbol «para acordar la introducción de una serie de normas vinculadas con las potenciales consecuencias o derivadas del covid-19 en las normas y bases de competición», según explicó la patronal, y acordaron varias medidas .

Las novedades

Hay bastantes cambios que afectan a la competición. Primero, «se fijan unas reglas para definir los estadios alternativos de cada equipo para los supuestos en que no pudieran disputarse lo encuentros en sus propios estadios». En la práctica, todos los clubs deberán comunicar antes del 18 de septiembre un campo alternativo, que cumpla la normativa y que esté fuera de la comunidad autónoma. En cuanto al número mínimo de jugadores, será de siete futbolistas de la categoría que milite el equipo, es decir, de la primera plantilla y no del filial. Además, regresan las convocatorias de siete jugadores y los tres cambios por partido.

Ahora, en caso de que no se pueda disputar un partido como consecuencia del virus, se aplazará, pero como máximo se podrá posponer un partido en Primera y dos en Segunda. Nada más. Los supuestos son un brote que impida que haya 13 jugadores entre primer equipo y filial, que no se pueda viajar por restricciones sanitarias o el cierre de instalaciones, pero se tendrá que avisar con 48 horas de antelación.

Y uno de los grandes cambios llega para el final de temporada. Si se supera el número de aplazamientos permitidos por el covid-19 o ya se ha entrado en la recta final del campeonato (jornada 34 en adelante en Segunda), se dará por perdido el partido por 3-0 al conjunto que no pueda presentarse al duelo y, en caso de que sean ambos, ninguno sumará puntos y los dos perderán.

Por último, también se establecen alternativas si no se puede jugar la promoción de ascenso en circunstancias normales. La intención es mantener el formato actual, con dos eliminatorias a ida y vuelta en los estadios de los contendientes, pero si no se puede se estudiará una final a cuatro en sede única, a partido único y en cinco días solo o un formato igual pero con sedes neutrales. Y si se superan los aplazamientos o no se puede jugar un duelo, se dará por perdida la eliminatoria.