Guitián regresó porque creía, porque en Zaragoza estuvo a gusto y porque suponía una buena vía de escape de Valladolid. Si hablan solo los fríos números, estos dicen que en los tres partidos en los que el cántabro ha estado en el campo de nuevo con la camiseta blanquilla, el equipo aragonés ha encajado en los tres encuentros. No llega la portería a cero. Sin embargo, Guitián transmite seguridad, ofrece salida de balón y, sobre todo, defiende, que es lo prioritario en un zaguero. Al Zaragoza le llegan mucho menos y gran parte de la culpa la tiene el retorno del central, que ha supuesto un soplo de aire fresco para una zaga que, a pesar del baile de piezas y de número de efectivos, no terminaba de espabilar y de ser certera y fiable.

Se ha convertido en el capo de la defensa a pesar de ser un recién llegado, aunque parece que no se hubiera ido nunca. Ha adquirido galones y, aunque habla con modestia, sobre el terreno de juego ejerce de líder de la retaguardia zaragocista. Tampoco le quema el balón a la hora de jugar desde atrás y se complementa a la perfección con Álex Muñoz.

Llegó en el último coletazo de Lucas Alcaraz y debutó en Riazor, por lo que, a pesar de ser un recién llegado, ha podido observar el creciente proceso de ilusión entre sus compañeros por la llegada de Víctor Fernández: «Sí que he notado un cambio. Creo que sobre todo los jugadores han recuperado la confianza en nuestro juego. El míster ha dado con la tecla de lo que el equipo necesita para sentirse cómodo y tenemos que alargar esta racha porque aún no hemos hecho nada», comentó el central.

Al equipo, a pesar de seguir encajando goles, le llegan menos a su propia portería. Poseer y mimar la pelota permite minimizar los riesgos y el número de ataques que recibe el Zaragoza, lo que posibilita una defensa más segura. No es definitivo, pero ayuda. También refuerza la propuesta de Víctor Fernández la calidad del cántabro, un central fino con la pelota y que defiende con orden, criterio y seriedad.

Ante el Deportivo, con las maletas casi sin deshacer, se contagió de la tristeza y apatía del resto del plantel, pero contra el Extremadura ya dio muestras de su nivel a pesar de la inactividad en Valladolid. Y en Gijón, volvió a ser clave para la victoria. Reconoce que se siente «cómodo», aunque «llevaba mucho tiempo sin jugar y en los primeros partidos se nota, más bien en los últimos minutos» y es «consciente de que esta forma de jugar me ayuda muchísimo». Se refiere a la búsqueda de la salida desde atrás con el balón controlado, de romper líneas con pases y de encontrar a los jugones tratando de evitar el golpeo en largo.

Elogios a Álex Muñoz

Una vez llegue Chechu Dorado, cuyo fichaje solamente depende de que el Rayo Vallecano le deje libre para firmar por el Real Zaragoza, dicha salida de balón se verá acentuada, ya que el andaluz es un central que, como Guitián o Álex Muñoz, destaca por el buen trato del esférico.

El cántabro explicó que Víctor Fernández sobre todo pide a los zagueros «que lo primero seamos defensas», pero que luego «intentemos dar al equipo una buena salida de balón para manejar los partidos». De todos modos, el trabajo defensivo no es algo que dependa solo de la retaguardia: «También pide a los delanteros que sean los primeros en la presión. Esto es un equipo, tenemos que multiplicarnos en las funciones y así seremos mejores», dijo.

También tuvo elogios para Álex Muñoz, el que ha sido su compañero en el eje de la zaga en las dos victorias ante el Extremadura y el Sporting. «Es un chico fantástico, que juega muy bien y muy concentrado. Me ayuda porque además es zurdo. Nos estamos encontrando bien, pero es anecdótico que juguemos nosotros porque el resto de compañeros están entrenando muy bien. La clave de un equipo es la competencia y son igual de importantes ellos, que no les toca jugar ahora, que nosotros».

El infortunio de la lesión de Grippo se convirtió en una oportunidad para mejorar la defensa y el regreso de Guitián eleva el nivel general, ya que está actuando a gran nivel como guardián de la portería y como impulsor de los ataques zaragocistas gracias a su buen toque de balón.