El punto logrado en El Sadar ante Osasuna supuso un freno numérico --nunca de fútbol, porque el Zaragoza volvió a ofrecer una mala imagen-- a la caída libre en la Liga que sufría el conjunto aragonés en las últimas semanas, con tres derrotas consecutivas frente al Numancia, Mallorca y Espanyol, pero la situación no permite ninguna exclamación de alegría. De un lado, el equipo afronta el jueves una final en la UEFA, ante el Brujas, y de otro, toda la plantilla coincide en que el empate del domingo sólo será bueno si se gana al Athletic el domingo en La Romareda. Esa victoria, por cierto, permitiría mirar de otra manera una clasificación negativa que ahora encabezan los zaragocistas, que son junto al Málaga el peor bloque de las seis últimas jornadas del campeonato, con tres puntos sobre 18 posibles.

Y es que los de Víctor Muñoz no ganan en la Liga desde el pasado 31 de octubre, cuando se impusieron al Sevilla por 3-0. Desde ese día, han visitado al Atlético (1-1), Valencia (0-0), Numancia (2-1) y Osasuna (2-2) y han recibido al Mallorca (0-1) y el Espanyol (0-1) y el saldo es tan claro como desgarrador: tres empates y tres derrotas, lo que convierte al Zaragoza en el equipo que más tiene que retroceder en la memoria para buscar un triunfo en la Liga. Sin embargo, no sólo la estadística reciente es clarificadora, también las sensaciones y el juego que ofrecen los zaragocistas, que han dado un bajón manifiesto en sus prestaciones en los últimos partidos, algo que quedó confirmado en El Sadar, salvo en la bocanada de aire fresco que supuso la entrada en el once de Oscar.

Es manifiesto que futbolistas que fueron determinantes en el arranque como David Villa, Savio o Galletti han bajado ese alto nivel en los últimos partidos --en el caso del Guaje ha influido mucho la microrrotura fibrilar que sufrió-- mientras que otros como Movilla o Milito siguen lejos de las prestaciones que ofrecieron el curso pasado.

UNA FINAL EN BRUJAS De este modo, el punto conseguido en Pamplona era observado por los jugadores zaragocistas con cautela. Se admite en el vestuario que el equipo debe mejorar el juego y que Osasuna tuvo más y mejores ocasiones, pero se le da importancia al empate por la dificultad que entraña El Sadar, en el que conjunto navarro sólo había cedido cinco puntos sobre 21 posibles hasta la visita del Zaragoza.

Otro argumento que valoró el vestuario sobre el punto obtenido es que supone frenar la dinámica negativa de las últimas jornadas, lo que implica también una pequeña mejoría anímica de cara al compromiso del jueves. En Brujas, el Zaragoza se juega seguir vivo en la Copa de la UEFA. Lo tiene fácil, en teoría, ya que la victoria y el empate le sirven, mientras que la derrota sólo sería letal en el caso de que el Austria ganase en Utrecht, pero en el equipo aragonés sólo se piensa en obtener un resultado positivo en Bélgica para sellar el pase a dieciseisavos sin estar pendientes de lo que suceda en la otra cita del Grupo C.