-¿Sigue ligado al fútbol?

-Ahora mismo, no. Directamente, no. En estos momentos con el fútbol estoy en un impás. Igual me pongo a colaborar con la base, con gente que está llevando jugadores, pero es un proyecto que no está claro todavía. Tengo el título de entrenador nacional, el nivel tres, y hubo una temporada que estuve en Segunda B, Tercera, pero estaba el tema un poco flojo y por asuntos laborales me desenganché un poco. Ahora que tengo un poco más de tiempo quizá me reincorpore. Tengo proyectos pero nada claro.

-¿Y al pádel?

-Sí, ahí sí que estoy metido, jugando a nivel de veteranos campeonatos de España y del mundo. He sido una vez campeón de España y una campeón del mundo con la selección española.

-¿Le llama estar en un banquillo?

-Sí que llama pero con este boom del fútbol digamos que los niveles de Tercera División, que es donde puedes empezar, está un poco flojo. Como no te metas a nivel profesional, cuesta. Cerca de Castellón tenemos alguna cantera, Castellón, Villarreal. Como ya estuve en la cantera del Real Zaragoza igual por ahí también me podría enganchar. Pero no hay nada claro.

-Ha vuelto a Castellón, donde todo empezó.

-Claro, yo soy de Burriana, a diez kilómetros de Castellón, y ahí empecé a jugar y luego ya me fichó el Zaragoza. Estuve media vida en Castellón y media en Zaragoza.

-¿Cómo empezó?

-En el cole y en la calle, como todos los chavales. Luego entré en las categorías inferiores del Castellón, con 17 años ya siendo juvenil jugué dos años en Segunda, ascendimos a Primera, jugué ese año en la máxima categoría con el Castellón y luego ya me fichó el Zaragoza. Estuve siete años en el Zaragoza, lo que pasa es que un año estuve cedido en el Cádiz y otro en el Oviedo.

-¿Cómo se produjo su fichaje por el Real Zaragoza?

-Pues no sé de dónde surgiría el interés. Al jugar en Primera con el Castellón supongo que, como todos los equipos, seguían a gente joven, se fijaron en mí y me firmaron. Ese año tenía un par de equipos más para ir, me quería el Betis, el Espanyol, y estaba el Zaragoza, que fue el que más interés puso. Y allí que me fui.

-¿Qué clase de club era?

-Era un club consolidado, no como ahora. La gente joven no lo puede entender, el Zaragoza era inimaginable que estuviera en Segunda. Una vez bajó pero subió enseguida y era un equipo de mitad de la tabla para arriba, como puede ser ahora un Sevilla. En aquella época con Beenhakker, Amarilla, Señor, Valdano… Estábamos cerca de las posiciones altas. En la Liga actual sería un equipo europeo, quinto o sexto, lo que pasa es que entonces no había tantas plazas. Pero era un equipo consolidado en Primera, por supuesto. No podías imaginar que estuviera en Segunda tanto tiempo. Pero la vida es así y esperemos que este año consigamos volver. El que no conoce la historia porque es muy joven lo ve en Segunda, pero esto hace 20 o 30 años era impensable. Por lo menos en aquella época yo no lo pensaba. El fútbol ha cambiado, se ha igualado mucho con los presupuestos. Pero a ver si vuelve a Primera que es donde debe estar por ciudad, afición e historia.

-En la memoria colectiva ha quedado el buen fútbol de la época de Beenhakker. ¿Cómo era el técnico holandés?

-Fue de los primeros entrenadores modernos que entraron en el fútbol español, porque estábamos acostumbrados a otro tipo de entrenador. Fue de los primeros que se acerca al fútbol actual. Venía de Holanda con la filosofía del buen control del balón y tenía otra forma de entrenar a lo que estábamos acostumbrados. Pero claro, el Zaragoza tampoco es que tenga tantos títulos, está la época de Los Magníficos, la Copa que ganamos nosotros y luego ya la época de Víctor. Ganar títulos con el Zaragoza no es tan fácil.

-¿Qué clase de jugador era?

-Era un centrocampista de corte más ofensivo que defensivo, un jugador de media punta, para jugar en el medio con un 4-4-2, más creativo que físico. La mala suerte que tuve es que había muy buenos compañeros y entonces no existían las rotaciones como ahora. Prácticamente se jugaban 32 partidos al año y era difícil entrar, ahora se juegan más partidos y se rota más que antes.

-¿Con quién se jugaba el puesto?

-El centro del campo era Señor-Barbas, que eran dos cracks, luego tenías a Güerri, que también fue internacional, Pedro Herrera, Totó, Ramírez, estaba yo. Arriba estaban Amarilla y Valdano, imagínese. Estaba muy caro jugar. Y luego tenías gente consolidada que, si no era por lesión, era muy difícil que salieran porque se jugaban 34 jornadas de Liga y luego los que tocaran de Copa. Señor, Barbas, Herrera o Valdano, que jugaban en mi puesto, podían jugar 32 partidos de 34. Entonces nosotros teníamos siete u ocho partidos en los que entrábamos. El año de Ferrari jugué más pero era complicado.

-¿Había mucha diferencia entre Beenhakker y Ferrari?

-No tenía el corte defensivo que podía suponerse por ser italiano. Fíjese que con Ferrari conseguimos ganar en el Bernabéu y en campo del Atlético de Madrid, creo que fue el año que más partidos se ganaron fuera de casa. Sacamos muchos puntos fuera, lo que pasa es que luego se nos escapaban en casa. No era el típico italiano amarrategui. Era muy buen entrenador y una persona excelente. La verdad es que tuvimos muy buenos entrenadores. Y paradójicamente Luis Costa, un entrenador español más tradicional, fue el que consiguió los éxitos. El equipo se renovó un poco, vino Rubén Sosa, Pardeza, se fueron Amarilla y Valdano. Había muy buen equipo.

-¿Cómo recuerda esa Copa?

-Estuve en el banquillo, no jugué. Tuvimos un pelín de suerte con ese gol de falta de Rubén Sosa al Barcelona. Sufrimos porque el Barcelona era el Barcelona y nosotros no éramos ni mucho menos favoritos, pero conseguimos ganar con mucho esfuerzo y trabajo. Lo pasamos mal porque nos apretó mucho pero lo conseguimos y fue una gran alegría.

-¿Y la celebración?

-Desde Los Magníficos no se había ganado ningún título y, aunque el Zaragoza es un equipo copero, ganar siempre es una gran alegría. Fue inolvidable.

-¿El estilo de Luis Costa era diferente al de sus predecesores?

-Tenía un perfil quizá más italiano que Ferrari, para mí. Era un hombre muy metódico, muy trabajador, muy constante, que metía mucha presión al equipo. La verdad es que consiguió sacar rendimiento al Zaragoza. No había mucha diferencia entre ellos, era más estilo español que los otros dos pero no había mucha más diferencia. También los jugadores que tienes te llevan a jugar de una manera u otra, el entrenador se amolda a los jugadores que tiene. Con él no disfruté mucho, la verdad, me tuve que ir cedido, pero reconozco que hizo las cosas bien.

-¿Algún compañero le sorprendió especialmente?

-De los que yo coincidí, Barbas fue un jugador de categoría nivel top, también Señor a nivel español. Arriba teníamos a Valdano, también poco que decir, campeón del mundo, Amarilla un poco menos pero hoy en día sería un jugador a tener en cuenta. Esos eran los de arriba, pero había un equipo muy compensado porque luego atrás teníamos a Salva y Morgado; Güerri y Herrera eran dos jugadores de club importantísimos. Luego tenías a Cedrún y Vitaller, dos porteros de gran categoría también. La verdad es que había muy buen equipo en esa época.

-¿Algún rival era especialmente complicado de marcar o ser marcado?

-Había muchos muy buenos, en el Barcelona estaba Víctor, Schuster… Eso lo sufren un poco más los delanteros, un central que te ha marcado mucho. Entonces en el centro del campo hubo muy buenos futbolistas, incluso Maradona. Había muchos jugadores de primer nivel.

-En 1986 se fue cedido al Cádiz.

-En el Cádiz jugábamos al contragolpe, nos tocaba defender todos los partidos. Salvamos la categoría in extremis, en la promoción. Su máxima aspiración era conseguir la permanencia, no como el Zaragoza que peleaba por estar entre los primeros. Fue un año bonito también porque conoces gente, pero es otra filosofía, otros objetivos y otro sufrimiento porque la verdad es que nos costó muchísimo.

-Y la siguiente, al Oviedo.

-Fui cedido en el mercado de invierno y la verdad es que teníamos un buen equipo y subimos a Primera con Vicente Miera de entrenador. Fui a refozar el equipo en diciembre y jugué la segunda vuelta.

-¿Es muy diferente celebrar un ascenso o una Copa?

-El ascenso con el Oviedo fue también muy muy bonito. Además en Segunda aquel año había mucho nivel, incluso Juanito jugaba en el Málaga. Conseguimos subir y la celebración no sé qué decir, fue igual o muy parecida. Conseguí otro ascenso con el Castellón y diría que fue casi más que la Copa con el Zaragoza porque un ascenso para estos equipos es tremendo. Esa fue mi primera gran alegría.

-En 1988 volvió al Zaragoza, donde estaba Antic. ¿Qué pasó?

-No, me fui al Endesa de Andorra, en Segunda B. Era un club entonces que le llamaban el Real Madrid de Aragón porque en Segunda B solía competir bien. Luego ya estuve una temporada en la Ciudad Deportiva con los cadetes, tres o cuatro años, y en Marianistas llevando la escuela de fútbol y ya me vine para Castellón.

-¿A quién entrenó en la Ciudad Deportiva?

-A Zapater, a Lafita. A Ander no porque lo cogimos en la escuela con el Amistad, que estuve con Rafa Latapia. También a Arbeloa. El más relevante fue Zapater.

-La cantera siempre ha acabado dando frutos.

-Sí, como todas las canteras tienen añadas, remesas, pero han salido muchos, también luego salió Cani, Ander, ha habido bastantes jugadores. Ahora también. No es fácil llegar a Primera pero siempre han salido buenos futbolistas.

-¿En Castellón entrenó?

-Estuve en Burriana en Tercera, me saqué el título nacional. Pero al final por el tema laboral me fui apartando del fútbol y luego pilló también la crisis, que la Tercera y Segunda B han pasado muy malos momentos. Ahora parece que la Segunda B está remontando un poco, pero el dinero está en la élite.

-¿Suele seguir al Zaragoza?

-Sí, además lo televisan bastante. Creo que este año tiene muy buena pinta, parece que podemos estar ahí. Ojalá consigamos el ascenso directo. Sabemos que la Segunda es durísima pero pinta muy bien.

-El Castellón también atraviesa una mala época.

-Sí, están más o menos a caballo el Zaragoza y el Castellón, pero también tiene buena pinta el Castellón y parece que puede subir a Segunda. El Castellón también era impensable que no estuviese en Segunda, como el Zaragoza era impensable que no estuviese en Primera. Siempre estaba ahí mínimo y optaba de vez en cuando a subir. Ahora están los dos un poco fuera de lugar. El Castellón debe estar mínimo en Segunda y el Zaragoza, en Primera.