La mala trayectoria del Real Zaragoza como local es una constante desde hace tiempo. Y eso que Víctor Fernández ha logrado ganar dos de los cuatro partidos que ha dirigido al equipo aragonés en La Romareda cuando con los dos entrenadores anteriores tan solo se había conseguido una victoria. Pero lo que todavía no ha podido revertir el técnico aragonés es la escasa capacidad anotadora del Zaragoza en casa. En esos cuatro choques, el cuadro blanquillo apenas ha logrado marcar otros tantos goles, lo que supone una media de un tanto por encuentro. Pero todas esas dianas se materializaron en dos partidos -frente al Extremadura (2-1) y ante el Oviedo (2-0)-. En los otros dos, el equipo se quedó sin marcar (0-2 frente al Málaga y 0-0 con el Albacete). Esa media es la misma que tenía Idiakez (5 goles en otros tantos duelos en casa) aunque el doble de la de Alcaraz (2 tantos en 4 partidos).

El caso es que el Zaragoza es el menos realizador en su feudo. Apenas ha logrado hasta ahora once tantos en 13 partidos y solo el Rayo Majadahonda (12) se acerca a sus pobres números. Esa media inferior a un gol por encuentro se sustenta en la incapacidad del cuadro aragonés para perforar el marco rival en seis de esas 13 citas, es decir, casi la mitad.

Esa sequía explica que el Zaragoza siga siendo el segundo peor local de la categoría tras haber sumado tan solo 15 puntos, cuatro más que el Extremadura, el único que registra un bagaje peor en su feudo.

La incapacidad ofensiva se acentúa todavía más en las primeras partes. En estos periodos, el Zaragoza tan solo ha sido capaz de marcar dos goles en La Romareda en toda la temporada y del último de ellos hace ya cinco meses. Fue el 8 de octubre, cuando Verdasca adelantaba a los aragoneses ante el Osasuna, que posteriormente empataría la contienda (1-1). Antes también lo había hecho Álvaro en su primera aparición como titular en el Zaragoza. Fue ante Las Palmas, que también acabaría nivelando el choque (1-1). Los otros nueve tantos anotados en casa se han producido tras la reanudación.

Al menos, Víctor parece haber dotado a su equipo de cierta fortaleza defensiva en La Romareda, donde no ha encajado ni un solo gol en los dos últimos partidos. Ni Oviedo ni Albacete fueron capaces de marcar, cuando hasta que llegó Víctor solo se había dejado la portería a cero ante el Córdoba con Alcaraz en el banquillo. Y ni siquiera se ganó (0-0).