El mal no es nuevo. De hecho, viene de lejos. El Real Zaragoza lleva tiempo siendo un desastre en la estrategia, incluso cuando todo iba mucho mejor. Ahora, con el equipo aragonés con el agua al cuello en Liga y ya fuera de la Copa del Rey, la pizarra sigue siendo una tortura que desangra a un Zaragoza desastroso en esta faceta. Casi el 40% de los 23 goles encajados hasta ahora (21 en Liga y dos en Copa) han llegado a través de esta faceta del juego. La sangría, lejos de cesar, va en aumento.

El tanto a última hora marcado por León el pasado martes en Alcorcón incidió en la garrafal defensa de las jugadas a balón parado por parte de un Zaragoza que ya ha recibido nueve tantos procedentes de saques de esquina, faltas o, incluso, saques de banda preparados en la pizarra. El que supuso la eliminación copera, además, es un calco de otros tantos en los que el rival aprovecha la extrema debilidad del Zaragoza en el primer palo para prolongar hacia el segundo, donde otro futbolista también supera a su par para marcar. Así sucedió, por ejemplo, en Tenerife, donde Fran Sol mandó a la red un balón procedente de un saque de esquina que un compañero había enviado al segundo palo desde el primero.

Pero no siempre hace falta la misma jugada para desnudar las carencias zaragocistas en este tipo de acciones. Los dos tantos de la Ponferradina llegaron a través de córners botados al primer palo en los que un jugador del cuadro leonés se adelantó a su par para cabecear a la red sin necesidad de prolongar o es un zaragocista (Sola) el que lo hace. También el Oviedo marcó así el empate merced a un remate de Borja que aprovechó una mala salida de Ratón.

Pero el desastre ofrece más variantes. Desde la esquina también llegaron los goles de Lemos (Las Palmas) y Arnaiz (Leganés). En ambas ocasiones, la jugada ensayada consistió en un lanzamiento hacia atrás para ejecutar un disparo lejano desde fuera del área que acabó en las mallas.

También desde un saque de banda es capaz de echarlo todo a perder un Zaragoza que encajó así un gol en el último suspiro del encuentro disputado en Anduva ante el Mirandés. Saque en corto desde la banda, centro al segundo palo y cabezazo (de Moha) para dar la victoria a los burgaleses y hurgar en la herida a balón parado de una escuadra aragonesa que ha recibido goles en la estrategia con los tres entrenadores que han pasado ya por el banquillo: Baraja, Iván Martínez y JIM.

Cero de 81

El cero en la pizarra alcanza también al aspecto ofensivo, donde la fragilidad zaragocista queda patente en su incapacidad para marcar de cabeza aprovechando una falta o un córner. Solo ha sido capaz de anotar un tanto bajo esta faceta del juego, el marcado por Azón en Cartagena al rematar una falta lateral botada por Zapater. Ni un solo gol desde la esquina y eso que el Zaragoza ha botado más de 80 córners hasta el momento. Uno de ellos acabó en gol pero fue marcado en propia puerta por Clau (Las Palmas). Bolaño (Oviedo) hizo lo propio en una falta.

Ni siquiera desde los once metros puede celebrar algo un equipo aragonés que es el único de toda la categoría al que no le han señalado todavía ni un solo penalti ni a favor ni en contra.

Así, el Zaragoza mantiene su nefasta relación con una estrategia que, hace poco más de un mes, llegó a protagonizar más de la mitad de todos los tantos encajados (siete de 13). La mejoría, en todo caso, es escasa en un equipo desangrado por esta misma herida cuando, hace dos temporadas, también peleaba por sobrevivir. Entonces, la mitad de los goles llegaban así.