El Real Zaragoza es más alegre y busca con más ahínco la portería contraria. Quiere ser letal e intimidar al rival y lo de conformarse con un punto no va en su ADN. Quizá haya resaltado más esa actitud ganadora que la faceta defensiva, también clave en el devenir de la temporada, y ahí, el conjunto aragonés ha arrancado con buen pie. El segundo mejor en los seis cursos en Segunda, pero con mimbres para ser el mejor.

Hasta ahora, el cuadro de Idiakez ha encajado cuatro tantos en Liga (uno del Rayo Majadahonda, otro Las Palmas y dos del Almería) y uno más en Copa del Rey ante el Deportivo. Cinco en total. En la 13-14, con Paco Herrera en el banquillo y un equipo, a priori, hecho para ascender a la primera, solamente se recibieron tres goles en el mismo periodo, obra del Hércules (1-1), Barcelona B (1-0) y Lugo (0-1). Hubo tres porterías a cero, pero a partir de ahí el agujero se abrió y en las nueve siguientes jornadas se encajaron 17 tantos. Casi nada.

En la 14-15, la primera tras la llegada de la fundación, fueron seis tantos en Liga y otro en Copa; al curso siguiente se recibieron seis en Liga y ninguno en Copa, lo mismo que en el curso pasado con Natxo González. El peor arranque defensivo fue en la 16-17, con Luis Milla en el banquillo, cuando se encajaron ocho goles en Liga (uno del UCAM Murcia, tres del Lugo y cuatro del Levante) más dos del Valladolid en Copa.

Además de los números, otra buena noticia es la forma de encajar los tantos. Posicionalmente el equipo demuestra que viene trabajado, que es difícil hacerle ocasiones y que le lleguen con peligro, algo que sí que logró un transatlántico como Las Palmas en la segunda mitad en La Romareda. Y si no, ahí está un seguro de vida como Cristian Álvarez.

Los errores individuales y puntuales están lastrando al equipo, pero más preocupante sería que fueran fallos de concepto. El tanto ante el Rayo Majadahonda es evitable, el de Las Palmas es en fuera de juego y los dos de Almería vienen tras sendos fallos groseros de Grippo y Papu. El trabajo del curso pasado, la presión alta y posicionamiento de Idiakez se están notando para bien, aunque falta confirmar las buenas sensaciones atrás. El tiempo dirá si el Zaragoza echa el cerrojo.