--La primera pregunta es obligada por su lesión, por sus dos intervenciones en la rodilla izquierda: ¿Cuándo se podrá ver de nuevo sobre el césped a César Láinez?--Ojalá sea cuanto antes. Me encuentro bien y en pocos días empezaré a hacer portería, pero sigo sin marcarme plazos. Mi meta es la de siempre: estar a disposición del entrenador y disfrutar jugando al fútbol. Cuando oigo a otros futbolistas hablar de si pueden llegar al partido del domingo a mí casi me provoca risa. Esos objetivos, después de tanto tiempo lesionado, no me los marco. Voy paso a paso.

--¿Qué es lo que se le hace más duro, lo que peor lleva?--Sin duda, el no poder entrenarme con todos, trabajar al margen. Además, en los dos últimos años no había tenido ninguna lesión, me había acostumbrado al ritmo de partidos, viajes y concentraciones y este periodo se me está haciendo muy largo. Eso sí, intento aprovechar el tiempo lo mejor posible y distraerme para no estar más fastidiado aún con todo esto.

--No han faltado estos meses los rumores de que tenía que dejar el fútbol profesional...--Pero eso es algo que llevo oyendo desde hace seis o siete años. Ha ido ligado a mí y siempre va a ir, porque he tenido lesiones muy graves en las rodillas con las que algunas personas ni siquiera hacen vida normal y yo he hecho tanto vida normal como profesional.

--¿Duelen esos comentarios?--Zaragoza es como un pueblo y los rumores corren rápido, pero no me duelen. El único que sabe cómo estoy soy yo. Lo que me fastidia es que la gente opine sin saber, pero de ahí a que me hagan daño...

--Sin embargo, sí ha admitido que en estos meses ha pasado momentos duros, que si no llega a ser por su gente quizá lo hubiera dejado.--Porque esa gente, mi familia y mis amigos, me ha ayudado a salir de determinados momentos, de la rutina de la lesión sobre todo. Cuando uno está de baja le da muchas vueltas a la cabeza y piensa si merece la pena estar todo el día de recuperación en el gimnasio. Y se pasa mal. Ellos me han hecho ver que he conseguido muchas cosas: más de 100 partidos en el Zaragoza, dos Copas, una Supercopa, un ascenso... Esa gente es la que te hace seguir cuando estás más desanimado, pero también los aficionados, que me paran por la calle, me preguntan y me dan ánimos. Todo eso es muy importante.

--De todas formas, su carrera ha estado marcada por un sobreesfuerzo por esos problemas en las rodillas.--Y lo va a tener que seguir estando. Es una parte indispensable. Para unas cosas es peor, porque tengo que trabajar más horas, pero también me ha hecho sacar un carácter que tal vez la mayoría no tiene, ya que llega a través del esfuerzo para superar las adversidades.

--También implica que su carrera tiene una fecha de caducidad anterior que la de otros.--Indudablemente. Quiero jugar dos años más al fútbol y después me retiraré. Voy a ser padre, deseo tener más tiempo para mis hijos y, además, si me voy a los 30 llevaré trece años desde que empecé a estar en el primer equipo. Habré disfrutado lo suficiente. No veo ninguna necesidad de alargarlo más y soy consciente de lo que he pasado.

--Para esos dos años más hace falta que llegue una renovación, porque acaba contrato en junio. ¿Cree que su caso es especial?--No, no lo es. Cada uno debe saber dónde está y lo que tiene que hacer. En mis manos sólo está entrenarme, recuperarme de la lesión y estar bien para jugar. El resto depende exclusivamente del club.

--Pero, ¿cuál es su visión?--Tanto si renuevo como si no lo hago, iré por las oficinas del club y por La Romareda y podré mirar a todo el mundo a la cara. Siempre he dado todo por el equipo de mi tierra y, cuando acabe, estaré orgulloso. Pero, insisto, es el club el que debe ver factible o no la renovación.

--Otra posibilidad es jugar esos dos años en otro equipo.--Está ahí, porque tengo claro que me retiraré por mí mismo, cuando lo diga yo, no porque el club haya dicho que no me renueva. Quiero tener esa opción. Si eso llegara a ocurrir estudiaría la posibilidad de irme, pero en lo único que pienso es en retirarme aquí. Llevo desde los 11 años en la Ciudad Deportiva, salvo seis meses en el Villarreal...

--Además, es un jugador con mucho peso específico dentro de la afición, quizá el más representativo.--Sí me siento de los más queridos. Todo el mundo me ha mostrado su apoyo, aunque a los jugadores de la casa siempre se les exige un poco más. A mí me han tratado fenomenal y no me puedo quejar.

--Por todo lo dicho, sólo se puede deducir que su caso sí es especial.--Pero eso es depende de cómo se mire. También el Zaragoza está montado como una empresa y esto implica rentabilidad. Y si no eres rentable... Aquí hay que tener clara la visión: si se hace como una familia y en ella hay casos especiales o si se tiene un pensamiento sólo empresarial.

--¿Teme que por ese cariño del público, su renovación, en caso de que se enquiste, se convierta en un debate público?--No, pero es que además eso no sirve para nada. Esto sólo depende de la opinión de los técnicos y de que yo esté bien recuperado. La gente debe apoyar al equipo, como siempre, pero los asuntos personales no hay que sacarlos fuera de contexto.

--¿Cómo se toma que el club busque un portero?--Es algo a lo que estoy acostumbrado, porque lleva pasando desde hace diez años. El club busca lo mejor para sí mismo. Si lo piensan, hay dinero y la economía está saneada, bienvenido sea. De todas formas, esa pregunta hay que hacérsela a los que lo buscan, al director deportivo o al que corresponda. Yo sólo puedo hablar de lo que me afecta a mí.

--Siempre ha hablado muy claro y lo sigue haciendo. Eso le puede perjudicar en estos momentos...--Imagino que sí. Pero no voy a cambiar mi forma de ser a los 27 años. Con estas cosas hay que ser siempre claro y el que no las quiera ver así imagino que le sabrá mal, pero es la mejor manera de afrontar la vida.

--¿Cómo ha visto hasta ahora a su sustituto en la portería? Luis García empezó estando en el ojo del huracán, pero se ha consolidado.--Cuando uno llega nuevo a un sitio tiene que saber qué peculiaridades existen. Ya de por sí la plaza de guardameta es muy especial, pero hay lugares donde la gente es más exigente. Eso ha pasado siempre en Zaragoza y seguirá pasando. Es cuestión de asumir esa responsabilidad. Luis no había jugado en Primera y la máxima categoría no es como la Segunda, pero está haciendo un buen trabajo. Y los resultados están ahí.

--Desde la perspectiva que implica su ausencia, ¿cómo está viendo al equipo en lo que va temporada?--Lo primero, con mucha envidia, porque después de un tiempo sufriendo es el año con más tranquilidad. El equipo juega muy bien, se encuentra a gusto en el césped y en La Romareda hacía tiempo que no se veía tan buen fútbol. No me siento tan partícipe como cuando juego, pero formo parte de este grupo y también estoy disfrutando.

--Con este inicio de curso y con la plantilla que hay, ¿dónde sitúa el objetivo en este curso?--En estar entre los ocho primeros, pero siempre que haya el máximo trabajo. Si no lo hay, sufriremos. No somos un equipo privilegiado, pero tenemos posibilidades si mantenemos ese nivel alto. Esta temporada nos han salido bien las cosas desde el inicio y ojalá sigan así.