No es a estas alturas un secreto que la etapa de Agapito Iglesias al frente del Zaragoza se agota, que tiene asumido que debe salir de la entidad en breve. Quizá su determinación a irse es ahora menor que hace unas semanas, pero es el único final posible por sus problemas con la Justicia y está intentando dar forma a su salida. Como anunció este diario, no cuenta por el momento con ninguna oferta en firme, detallada y con verdadero poso financiero, sobre la mesa. Así, la idea de ceder sus acciones, el 94% del capital que posee, está abriéndose paso con mucha fuerza en la mente del empresario. Esa intención siempre ha estado ahí y ahora, por la propia coyuntura, gana fuerza.

Esa cesión, establecida por un periodo de tiempo --podría ser de tres a cinco años-- y a través de un contrato, es la idea en la que está ahora trabajando más activamente Agapito, sin descartar la vía de una venta que, en los términos que quiere, no es nada sencilla. Esa cesión en ningún caso se haría a cualquier inversor, a una persona desconocida, sino a un empresario de su absoluta confianza, a ser posible con vínculos en la comunidad, que sepa el terreno que pisa y no necesariamente vinculado estrechamente con el mundo del fútbol hasta ahora. Por ahí iría el perfil y el soriano ya tiene algunos candidatos.

Agapito ha retomado en los últimos tiempos una estrecha relación con el empresario Luis Oliver. En mayo del 2011 y acompañado por Mario Conde, estuvo a punto de tomar las riendas del Zaragoza e incluso se alcanzó un principio de acuerdo que finalmente desechó el accionista mayoritario. Oliver está aconsejando a Agapito y no se puede descartar un nuevo intento de arribar al Zaragoza y, por cierto, ese rumor circula con mucha fuerza en los últimos días por la capital de España. Eso sí, hay que recordar que está en pleno proceso judicial con el Betis contra él y otras cinco personas por un delito continuado de administración desleal y otro de blanqueo de capitales. Oliver compró a Manuel Ruiz de Lopera en el 2010 sus acciones en el Betis (el 51%).

9 MILLONES Agapito solo quiere vender por una oferta que se ajuste a sus pretensiones, que rondan los 9 millones, negociables, si bien accedería a percibir ahora unos dos y el resto cuando el club regrese a Primera. Necesita esa cantidad, o si puede ser una cifra algo superior, de inmediato. En el resto es mucho más flexible, incluso para rebajar esa cantidad de nueve millones de forma importante. El valor nominal de esas acciones está en torno a los 2,5 millones. Agapito desearía también quedarse con una parte de las acciones y seguir él, o una persona de su confianza, en el Consejo, algo a lo que difícilmente accederán los posibles compradores.

El constructor soriano sí ha recibido sondeos, intenciones, detalles de posibles compradores y él también ha ofrecido el club a muchos de los que en su día se interesaron. Pero no posee ninguna oferta de verdadero poso por un club que necesita 5 millones para poder acabar la temporada y donde la inversión requerida para competir por subir en la próxima campaña sería importante, ya que lo más probable es la continuidad en Segunda.

Sus acciones están a nombre de la sociedad Zaragoza Sport Arena XXI, cuyos socios principales son las sociedades Agapito Iglesias García SL y Clipasodes, dos de las tres empresas que Agapito ha puesto a disposición del juez para cubrir la fianza en el caso Plaza. Y al proceso de venta aún le faltarían muchas etapas. De hecho, tras llegar a un acuerdo con el comprador, lo más probable es que éste realizara una due diligence (estudio económico), algo que supone dos meses.

La única oferta de compra pública llegó de Jesús García Pitarch, como anunció el 6 de febrero. La cuantía de la propuesta era de 6 millones de euros, tres de ellos aportados a través del propio Pitarch y otros tres por medio de empresarios aragoneses. La retiró a finales de marzo. Las diferencias entre ambos son abismales. Si Agapito sigue, está decidido a despedir a Pitarch.