De momento la baza del Real Zaragoza en el fichaje de Chuli, la voluntad del jugador, se mantiene firme en el deseo de llegar a La Romareda. Así lo admite su entorno, como también añade que en esta película los guionistas principales son los clubs, por encima de la voluntad del delantero. «Mi futuro no se encuentra en mis manos», dijo el propio Chuli el sábado, un día después de que Soriano le diera media hora en el partido ante el Getafe, una decisión que solo cabe interpretar como una posición de fuerza del propio Almería.

En ese marco, en el que los otros actores secundarios son el Girona, el más fuerte económicamente, y el Tenerife, la posición del Almería es clara por decantarse hacia el mejor postor, al club que, además de asumir la mitad de la ficha del ariete onubense, que asciende a 350.000 euros anuales, esté dispuesto a pagar también una pequeña cantidad por el préstamo hasta junio, punto de fricción por ahora para que Chuli convierta su deseo de venir a La Romareda en realidad.

Y hay otro dato en el puzzle a tener en cuenta y que puede generar más dudas. Soriano se juega su puesto en Reus el domingo. Si pierde, es muy probable que no siga, por lo que una decisión de tanto calado siempre puede suponer un freno para las salidas de jugadores a la espera de si llega un nuevo entrenador y toma decisiones. Quizá no sea el caso del delantero onubense, cuyo adiós del club andaluz podría darse antes que el de Sori. ¿La razón? De índole económica.

«Supongo que Chuli saldrá la próxima semana», dijo el presidente, Alfonso García. Esa despedida en las condiciones que exige el Almería implica un salvoconducto económico para el club para buscar refuerzos, sobre todo un nueve alto y que domine el juego aéreo. El Almería se ahorraría una de sus fichas más altas y obtendría algo de dinero por ese préstamo hasta junio de un jugador que fichó con vitola de decisivo en el verano del 2015 y que no ha respondido a las expectativas. Por ello, esa salida allí es clave para buscar refuerzos y podría darse esta misma semana, donde Chuli sigue esperando que su voluntad sea el factor decisivo.