Resulta muy difícil de comprender qué le ha pasado al Real Zaragoza desde el parón y, especialmente, en las últimas tres semanas; entender cómo y por qué se ha pasado de tener colchón con el tercero, depender de sí mismo y desplegar un juego que invitaba al optimismo allá por marzo a entrar en barrena, ser cuarto y batir uno de los récords negativos de la historia del club, el de derrotas consecutivas en casa.

Cuatro ilustres zaragocistas, exjugadores que sienten al club y lo sufren como los que más y que han vivido de todo durante sus carreras deportivas como Andoni Cedrún, Xavi Aguado, Jesús Solana y Manolo Villanova, coinciden en que la caída del equipo llega tras una acumulación de desdichas, una serie de factores que afectan sobremanera como el apartado físico, la falta de moral, la actitud y la tibieza defensiva, pero también convienen en que una victoria sería balsámica y en que se necesitan soluciones urgentes, que podrían pasar por un cambio de esquema.

Para Cedrún la clave está en el bloque, en su solidez, solidaridad, entrega y sacrificio sobre el césped, unas características que se han perdido y que han propiciado una caída como la de un castillo de naipes. «Antes del confinamiento tenía una dinámica ganadora y era un conjunto competitivo basado en algo fundamental, que es el armamento defensivo. Era un equipo solvente, eficiente y solidario y con los jugadores de ataque ganábamos en momentos puntuales y con detalles. Hemos perdido el poder competitivo que daba ser un equipo solidario en el aspecto deportivo», indica el exguardameta.

Además, también se pregunta «cómo ha sido la preparación física y la pretemporada», y reconoce que tampoco ayudan «lesiones importantes, como la de El Yamiq, y que otros no están al 100%, como Vigaray». Asimismo, «en el aspecto mental está claro que ha habido muchos palos», pero Cedrún vuelve a incidir en que «si las piernas no funcionan...». Mal asunto, en definitiva.

Xavi Aguado cree que esta mala situación «no es por algo solo en concreto, que todo suma». «Es evidente que el equipo no ha adquirido el tono físico que tenía antes de la pandemia y costaría saber los motivos. Cuando los futbolistas no están frescos se encuentran peor, se colocan y deciden peor… Y ya se pasa a la siguiente fase, que te sientes ofuscado y piensas que no va a salir nada bien», subraya. De todos modos, el eterno capitán considera que «si se hubiera empezado bien ante el Alcorcón o ganado el famoso encuentro clave ante el Huesca, aparte de estar en ascenso directo, se hubieran afrontado los encuentros de otra manera». «Todo ha ido concatenándose, el equipo sale al campo sin ningún tipo de confianza y la inseguridad le acaba devorando», sostiene.

En su caso, como en el del resto de este sanedrín, la experiencia es un grado. Aguado recuerda situaciones difíciles como blanquillo, como por ejemplo «la promoción ante el Murcia», en la que, rememora, «veníamos de hacer un partido muy malo en Cádiz, fuimos a Murcia e hicimos un choque horroroso, pero después le metimos cinco». «Y esa reacción espero yo», agrega, aunque para ello «como dijo Víctor hay que variar la actitud al salir al campo».

Jesús Solana, por su parte, cree que «al Zaragoza le ha costado coger la forma y no tiene opciones de hacerlo porque juega cada pocos días». Aparte, se suman «los lesionados y que las derrotas en La Romareda tampoco ayudan». «Ha entrado en una dinámica que es difícil de romper porque no hay tiempo material para ensayar y preparar cosas de cara a otros partidos», apunta. Además, también insiste en que «lo que deben tener claro en la plantilla es que todo hay que hacerlo en grupo, que esto solo lo puede sacar el equipo junto y que se necesita apretar los dientes». «Aunque se te pongan 0-1 el equipo debe tener suficiente fortaleza mental para saber que se puede remontar. Parece que en ese sentido han perdido confianza en ellos mismos», recalca Solana.

Cambio de sistema

Manolo Villanova pone el foco en «la entrega y la lucha», que han decrecido «y así no se puede ir a ningún sitio». «Veo que no se da el do de pecho en entrega, lucha y pelea», subraya. Y agrega: «Se habla del entrenador, del tono físico… Se empiezan a tocar todas las teclas y no creo que deba ser así. Los primeros que deben ponerse son los jugadores, entregar todo lo que tengan dentro e ir en busca de los partidos y no a ver qué pasa», remarca.

De cara al futuro, los ilustres zaragocistas consideran que una victoria en Albacete sería vital. «La mejor medicina para el equipo es ganar. Todo se vería desde otro prisma, se lo creerían los jugadores más, la afición también y todo el mundo estaría más contento», afirma Villanova, que comparte opinión con Aguado, que cree que «un triunfo siempre es un bálsamo y sería muy importante lograrlo y el cómo, si viene con argumentos positivos para creer en el ascenso directo, porque creo que si se gana al Albacete habría posibilidades», aunque, eso sí, «hay que dominar las dos áreas».

Por último, sobre la mesa se plantea la posibilidad de cambiar el sistema en Albacete, si bien sobre este asunto hay división de opiniones. Por un lado, Cedrún está muy a favor porque «cuando el estilo no te da para más porque el equipo no responde tienes que poner otro plan», que pasa por «intentar cubrir las deficiencias en el aspecto defensivo, buscar un cúmulo de jugadores defensivos, dos carrileros, tres centrocampistas todoterreno y dos puntas como Puado y Suárez».

Aguado considera que «puede ser una buena idea para proteger a Vigaray y Nieto, daría solvencia y libertad a los carrileros». «Lo primero en fútbol es intentar no encajar, pero también es importante esa ambición de ir a por el rival», apuntala. En cambio, Solana es contrario: «Lo único que puedes hacer, si hay muchas variaciones, es volver loco al equipo. Otra cosa es haber tenido tiempo para ensayar. Lo único es reforzar lo que tienes, convencer a los jugadores de que son capaces de hacer lo que han hecho siempre. tener mentalidad de trabajo, de grupo y darlo todo», finaliza el Chucho.