El Real Zaragoza haría bien, sobre todo su entrenador, Natxo González, en mentalizarse de que la temporada se está poniendo solo para cerrar una permanencia gris en la categoría y, si se quiere hablar de la lírica del futuro, asentar el proyecto de la próxima con vistas al ascenso a Primera. En este curso, cualquier intento de subir con la irregularidad y la inconsistencia que tiene este equipo parece una quimera. De hecho, la clasificación lo deja bastante claro ya.

Así, por mucho que resten 17 jornadas y 51 puntos por disputarse, el conjunto zaragocista está en el pelotón de los nueve torpes que luchan por eludir la plaza de descenso que parece restar por asignar. Con el triunfo del Barca B en Córdoba, el conjunto cordobesista, con 19, el Sevilla Atlético y el Lorca, con 16 ambos, parecen tener asignado un billete a la categoría de plata. O como mínimo tienen muy complicada la salvación. La zona de descenso la marca la Cultural con 29 puntos, dos menos que el Zaragoza.

En ese pelotón de sufridores están el Albacete, undécimo con 32 puntos, Zaragoza (31), Tenerife, Barcelona B, Alcorcón, Almería y Reus, con 30 los cinco, y Nástic de Tarragona y Cultural Leonesa, con 29. El atasco en esa zona baja es, pues, claro y la zona de arriba parece que se les ha escapado a todos ellos.

Y es que la novena plaza del Valladolid ya está a ocho puntos para el Zaragoza, mientras que el sexto puesto, el último billete del playoff de ascenso, lo tiene el Lugo, próximo rival este domingo en La Romareda y en claro descenso de prestaciones (siete puntos de quince en los últimos cinco partidos de los lucenses). El cuadro gallego tiene diez puntos más que los de Natxo González.

El Zaragoza está, pues, condenado a sufrir. Se confía en que no mucho y en que cuanto antes ponga más renta con la zona de descenso, que ahora está demasiado cerca. Y no hace falta recordar que si diera al final de Liga con sus huesos en la categoría de bronce la desaparición de un club con 83 millones de euros de deuda global sería una posibilidad muy factible.

MUY POCO FIABLE / Natxo González no ha conseguido en el conjunto zaragocista su principal premisa, la fiabilidad. Es verdad que tiene atenuantes: la juventud de una plantilla que ahora mismo, tras el mercado de enero, es la quinta con menos media de edad de Segunda y la amplia revolución vivida en verano, donde solo siguieron Zapater, Ros, Ratón, Pombo y Valentín, este último ya en Córdoba desde la semana pasada, son argumentos que pueden justificar la paciencia con el equipo, pero no es menos cierto que han pasado ya 25 jornadas y siete meses desde que se inició la pretemporada en julio y el Zaragoza está muy lejos de ser un equipo con regularidad.

Así, el conjunto zaragocista solo ha logrado una vez en toda la temporada dos triunfos seguidos, a principios de octubre y ya ha llovido desde entonces. Venció de forma consecutiva a Numancia y a Lorca en las jornadas octava y novena. Ese dato habla por sí solo de la inconsistencia de un equipo que nunca ha pasado de la décima plaza y que es imposible que pueda aspirar a entrar en el grupo cabecero de la Liga si no es capaz de acumular una racha de más de dos triunfos. Ir sumando puntos poco a poco es suficiente para lograr la permanencia, pero la zona alta necesita de una mayor regularidad que la del Zaragoza, que ha firmado 31 puntos de 75. Es decir, solo el 41,3% de los puestos en juego.

El balance zaragocista es de siete triunfos, diez empates y ocho derrotas. Es, de hecho, el cuarto equipo que más tablas ha firmado, ya que solo le superan el Reus (12), el Rayo (11) y la Cultural Leonesa (11). Si gana con tan poca frecuencia y suma tantos empates el ritmo es de tortuga y condena a lo ya dicho, a sufrir.

EMPATE AMARGO / Es verdad que el equipo zarago había experimentado una ligera mejoría en este 2018, aunque con un calendario con la mayoría de citas contra equipos de la zona baja. Vamos, con rivales directos. A Alcorcón llegó con dos triunfos en casa, por la mínima ante Tenerife y Córdoba, y un empate en La Romareda frente al Barcelona B, además de una derrota en Granada, el único rival de la zona alta al que se ha medido en lo que va de año. En Santo Domingo sumó unas tablas que dejan el parcial del 2018 en ocho puntos de 15 posibles, unos registros mejores que lo que acumula en lo que va de temporada, pero en todo caso insuficientes para huir de la lucha en el grupo de sufridores en la que el equipo zaragocista está inmerso.

Además, el punto conquistado en Alcorcón el sábado tuvo un sabor amargo, ya que la imagen zaragocista fue bastante floja. No supo aprovechar el gol de inicio de Zapater, que anotó con solo tres minutos de juego, y se vino abajo, con mucha fragilidad atrás y con poca capacidad con el balón y en ataque. De hecho, el Alcorcón dominó el esférico y el partido, empató en el primer acto y mereció irse al descanso ganando. La segunda mitad no mejoró las sensaciones de un Zaragoza timorato y que cuajó tan mal partido global que los seguidores zaragocistas (unos 500) que habían acudido a Santo Domingo gritaron en contra del equipo y de Natxo González en particular al finalizar el encuentro.