Pongan todos los atenuantes que quieran, que si la prioridad es la Liga, que si la Copa del Rey es un torneo secundario, que la pretemporada, que el retraso en la planificación, que hay que acoplar el equipo, aunque Víctor hiciera hasta siete rotaciones en el once, o que si las limitaciones económicas. Se pueden decir todas de carrerilla o explicarlas lentamente, pero ni todas juntas y multiplicadas en su efecto por 10 justifican el lamentable partido que el Zaragoza perpetró en Albacete ante un recién ascendido para caer eliminado a las primeras de cambio. Es verdad que la cita vital es ante el Sabadell, pero es injustificable que el equipo tire así a la basura la Copa, competición que tanto le hizo brillar, que tanta gloria le dio, y señal inequívoca ahora de la pobreza de estos tiempos.

El adiós zaragocista estuvo impregnado de deshonor, relleno de pobreza futbolística y repleto de inseguridad atrás, además de que reveló que los teóricos suplentes deben mejorar mucho. De hecho, si Chumbi hubiera tenido el día más inspirado el Zaragoza se habría ido del Carlos Belmonte con una goleada ante un Albacete plagado de suplentes. Se fue con una derrota por la mínima y sin probar a Alberto en una tarde para olvidar.

Las molestias impidieron a Eldin jugar y Víctor apostó por un trivote en el medio con los debutantes Basha y Lolo y con Tierno para cerrar un triángulo que fue un socavón. El 4-1-4-1 se cayó desde el principio, entre la falta de forma de los nuevos y los desajustes, señal de que el técnico se equivocó. Y mucho. El Albacete en general y Cidoncha, el exzaragocista que ayer fue el mejor, e Indiano en particular dominaran a placer. Así, el equipo local no tardó en coleccionar ocasiones. Alcolea le sacó la primera a Chumbi y después comenzó a dudar en cada salida, tarea en la que Rubén no le ayudó. Cidoncha de cabeza pudo marcar y Chumbi tuvo otras tres claras más, en particular un centro de Samu, que destrozó a Diogo cuando se lo propuso y que mandó a las nubes.

El Zaragoza en ataque solo existía en las cabalgadas de Álamo. Sin noticias de Borja, muy solo, y aún menos de Muñoz. Así que el Albacete a puro de intentarlo se fue al descanso con ventaja en una jugada donde la indolencia zaragocista quedó del todo retratada. La acción la inició Cidoncha, Indiano la continuó con una pared con Moutinho para que el centrocampista pusiera el balón en la cabeza de Chumbi, que pudo gritar de rabia el gol porque ya había fallado demasiados. Aun siguió teniendo más ocasiones el punta murciano, en cuyo currículum está el Almería como equipo con más solera y allí apenas jugó.

Víctor no hizo cambios en el descanso y la segunda parte empezó, como era de esperar, sin mejoras. Cidoncha pudo marcar y el técnico ya vio que algo había que tocar. Con la entrada de Dorca y de Galarreta el Zaragoza mantuvo el esquema, pero ganó en poso, tuvo un poco más el balón y empezó a ver algo más de cerca a Alberto, aunque sin ocasiones claras de verdad.

SIN PÓLVORA

Galarreta, en un cabezazo desviado tras el único escarceo con peligro de Muñoz tuvo la mejor oportunidad zaragocista, mientras el Albacete pudo sentenciar en un pésimo remate de Jorge Díaz tras una buena jugada de Cidoncha.

Víctor apostó por otro punta con William José, pero no tocó el dibujo y Borja cayó a banda. Dio igual, el Zaragoza no generaba peligro ni con el miedo del cuadro manchego, que se echó atrás para no perder su renta. Rubén completó un nefasto partido con una roja por un codazo y el choque se murió entre intentos de Chumbi y dos tímidas galopadas de Álamo. Así de indigna fue la caída. La Copa es historia, pero el mensaje de los últimos partidos, de la segunda parte del Mini Estadi y de ayer, es preocupante para un equipo que ya suma cuatro citas sin ganar y que dio una imagen impropia para dejar la Copa en la basura.