Bajo el discurso oficial, el Real Zargaoza ya no mira a la Copa del Rey con los mimos ojitos que en ese encuentro contra el Granada donde se desplegó todo el armamento. El equipo necesitaba una alegría lo ante posible, enviar un mensaje contundente de empatía a la grada, que necesitaba recuperar sensaciones y emociones con su torneo más querido. También se buscaba un resultado desde la formación titular para impulsar un proyecto naciente que no termina de ponerse a pie, a gatas aún por la Liga. El 3-0 y el fútbol desplegado frente a un rival trufado de reservas surtieron el efecto esperado sobre el ánimo, pero no tanto en el crecimiento competitivo. Alcorcón y Lugo, con más cuerpo táctico, infligieron dos derrotas muy dolorosas al conjunto aragonés, cada uno a su manera.

Mañana se recurrirá a las rotaciones porque el cuerpo técnico considera que en el armario hay futbolistas que pueden ofrecer el equilibrio suficiente como para eliminar al Lugo, que las distancias entre el ejército y la guardia nacional no es tanta. En el fondo subyace una apuesta por la prudencia y, para qué mentir, por la Liga. El descanso ofrecido a Toquero, Buff y Benito persigue la administración de esfuerzos, el control de riesgos sobre algunas piezas que ya han sufrido castigos físicos. Lo más seguro es que Natxo González deje en el banco a Borja Iglesias para dar entrada en su lugar a Vinícius Araújo. Delmás entrará en lateral derecho y por delante del canterano Papunashvili se examinará de su particular asignatura de aclimatación. La noria de cambios que se avecina, con Eguaras, Oyarzun y Pombo en el once puede que, efectivamente, no rebaje demasiado al Real Zaragoza como para seguir adelante.

Sin embargo, la confirmación de Valentín en la titularidad es una cuestión aparte pero directamente ligada a una cierta despreocupación sobre lo que ocurra al final de la eliminatoria. Si hay algo que no debería tocarse es el centro de la zaga, hasta ahora el eje del mal. El defensa saltará de la lista de descartes al césped después de haber sido desplazado por su pobre rendimiento. Este premio se antoja excesivo y desmonta en parte la ilusión que se quiere seguir transmitiendo por la Copa. La conclusión es clara: lo que importa es el Nástic y si se pasa de ronda, pues mejor. Nada que ver con el discurso de hace unos días, quizás porque se tenga una gran confianza en la plantilla al completo. Quizás porque el miedo por esos 4 puntos de 15 posibles se ha instalado en un entrenador distinto y muy profesional. Como todos.