Cuando Atienza llevaba ya un rato en el suelo, Víctor ordenó a Jawad El Yamiq que dejara el rondo con los suplentes y que se uniera a los que iban a jugar de inicio. El tobillo derecho del cordobés no tenía buena pinta y el técnico lo tuvo claro. Daba igual que el marroquí apenas llevara unas horas junto a sus compañeros ni tuviera asimiladas sus características o los automatismos adquiridos ya por el equipo. Tampoco importaba desplazar a Guitián a la derecha después de haber ensayado toda la semana como central izquierdo. No había duda. El Yamiq había venido, entre otras cosas, para esto. Jugaría él.

Pero la decisión no solo dejaba clara la confianza de Víctor en su nuevo pupilo. Además, advertía que, a partir de ahora, Clemente es el cuarto central y el segundo lateral izquierdo de la plantilla. Considera el entrenador que el canterano será un gran central pero que todavía está por hacer. Le sobran cualidades, pero le falta físico y oficio, dos aspectos esenciales en la categoría, pero, sobre todo, en Cádiz, donde la experiencia es más que un grado.

Y El Yamiq respondió. Su inesperada puesta en escena descubría a un futbolista sobrio, seguro, solvente y capaz. Los pases de seguridad presidieron sus primeros contactos con el esférico, pero no tardó en buscar el envío largo o en filtrar pases hacia la medular. Antes de los diez minutos, el marroquí se encontraba tan a gusto en el campo como parecían estarlo sus compañeros con él.

Se diría que El Yamiq dejó muestras de ser un cental de envergadura. No solo por su altura, sino por una buena capacidad de anticipación, un notable manejo del corte y, sobre todo, un excelente poderío aéreo. Apenas un desajuste en la colocación -donde reside su principal margen de mejora- y un solo error en la entrega completaron una meritoria hoja de servicios antes del descanso.

Aunque lo mejor estaría por venir. Antes de que los lógicos calambres mermaran un tanto su rendimiento, El Yamiq había adornado su presentación en sociedad con una asistencia de lujo a Soro para que el canterano marcara en el primer minuto de la reanudación. La genial ejecución del ejeano añadía valor a ese pase largo medido dibujado con tiralíneas por el central, que añadió la precisión a todas las cualidades exhibidas durante el encuentro.

A Lozano le amargó la tarde, aunque Malbasic le hizo sufrir algo más debido a esos problemas físicos propios de una larga inactividad puesta a prueba en semejante campo de batalla. Pero el africano siempre dio la cara. Incluso, pecó de exceso de suficiencia al aventurarse circulando hacia el campo contrario con cierta temeridad cuando el partido requería pausa y toque. Su pérdida, sin embargo, fue solventada por Eguaras en la cobertura y Nieto en el corte. Fue, quizá, su único lunar serio.

El Yamiq ya es uno más del Real Zaragoza. Su debut evidencia el éxito de esa búsqueda de contundencia y oficio que emprendió el cuerpo técnico y la dirección deportiva y que, según entienden ambos, era un déficit a paliar. Ya sin Grippo y con Clemente preparado para cuando sea necesario, el Zaragoza ha fichado seriedad, precisamente, para dejar claro que va en serio. Muy en serio.