Como si se tratase de un mentalista actuó Cristian Álvarez. Volvió a seguir el mismo ritual, el procedimiento del éxito. Se acerca al punto de penalti para tomar cercanía con el epicentro de la acción y se dirigió con paso lento pero firme hasta la posición central de la meta. Una vez ubicado bajo el travesaño se colocó sus manos protegidas por los guantes en la cara, como si buscase entrar en estado de trance. «Intento dejar la mente en blanco», aseguró Cristian mientras fijaba- su mente en un punto fijo.

En Gijón clavó su mirada en algún punto de la tribuna principal de El Molinón y terminó por atajar el penalti a Pablo Pérez, pero ayer lo hizo de nuevo, esta vez con el cordobesista Alfaro. Cristian encontró la calma entre la exigente tempestad que podía suponer que ese balón entrase.

«Intento relajarme, que no sepa lo que pasa. Por suerte tocó de nuevo pararlo y esto nos permitió lograr los tres puntos», explicó Cristian Álvarez. El meta argentino ha detenido todos los penaltis que se le han lanzado, dejándole de forma provisional la condición de parapenaltis en la Segunda División. Y es que, con Cristian Álvarez, una pena máxima es menos pena.

Borja, la otra cara / Una de las notas negativas de la contienda fue el ariete gallego. Borja Iglesias completó una actuación para el olvido, con constantes errores impropios de sus cualidades en la punta de lanza. «Todos los futbolistas pasan por momentos malos, pero de los momentos duros es de donde más se aprende», comentó Cristian Álvarez sobre Borja Iglesias, el máximo artillero del Real Zaragoza con nueve dianas.