Nadie mejor que él para hablar de dignidad. Porque es un experto en la materia. Cristian Álvarez, portero del Real Zaragoza, lleva dos años haciendo del marco zaragocista el territorio más digno. De nuevo, el argentino está siendo lo mejor de una temporada aciaga. Nefasta. Lamentable. De hecho, sus actuaciones han evitado males mayores para un Zaragoza encomendado a su ángel de la guarda. Por eso, porque de dignidad sabe un rato, el meta reclama a los suyos cabeza alta y orgullo para acabar la temporada sin más sobresaltos que los ya sufridos. «Espero que tengamos un final de temporada tranquilo y digno», expresó ayer el portero.

De eso se trata. De conseguir cuanto antes la cifra de puntos necesaria para rubricar la salvación y acometer un concienzudo análisis «cuando acabe la temporada» de los motivos que han convertido la campaña más ilusionante en un fracaso sin paliativos. «Tenemos la responsabilidad de acabar la temporada con la mayor dignidad posible. Si es jugando bien, mucho mejor, pero lo primero y más importante es lograr victorias», advirtió.

La primera y casi definitiva sería la de mañana sábado ante el Depotivo. Si bien Cristian admite que la victoria «todavía no nos daría la permanencia matemática», sí reconoce que «sería de vital importancia sobre todo anímicamente para afrontar lo que viene con muchísima más tranquilidad de la que tenemos ahora».

Misma tensión

Porque los siete puntos que ahora separan al Zaragoza del descenso obligan a ahuyentar cualquier atisbo de relajación. «Seguimos con la misma tensión porque aún no está hecho el trabajo y faltan seis partidos. Así que primero tenemos que lograr la salvación matemáticamente y después terminar lo mejor posible», incidió.

Para ello habrá que mejorar la versión ofrecida en Córdoba, donde, a pesar del triunfo, el equipo no lo hizo bien, sobre todo, en una primera parte «muy mala». Por eso, Cristian advierte que «hay cosas que corregir».

No es su caso. Sus intervenciones volvieron a ser de lo mejor a pesar de algún problema físico, pero Cristian, la dignidad en persona, supedita cualquier éxito personal al colectivo. «Estoy contento con mi trabajo, pero en el deporte es difícil sentirse satisfecho con buenas actuaciones personales cuando el equipo no ha dado la talla y no ha cumplido el objetivo principal de mantener la ilusión en la gente y la ciudad». Así que tampoco toca pensar ahora en su futuro más allá del 30 de junio. «No lo hago. Me queda una temporada y otra opcional», recordó.