Rubén Pardo marcó un gran gol el pasado fin de semana con el Girondins en la derrota del equipo de Burdeos contra el PSG en el Parque de los Príncipes. Un zurdazo inapelable que se coló en el minuto 83 casi por la escuadra de Sergio Rico. La celebración del centrocampista riojano fue muy conocida para el zaragocismo, ya que dibujó con los dedos de sus manos un bigote para acordarse de Javi Ros, que festeja sus goles de esta forma y además ha llevado bigote en muchas ocasiones. El motivo de ese recuerdo es la estrecha amistad que une a ambos desde que fueron canteranos de la Real Sociedad, ya que de hecho ambos subieron al primer equipo donostiarra a la vez, en la temporada 12-13.

Rubén Pardo le mandó ese mensaje de ánimo al zaragocista, operado del menisco de su rodilla derecha y baja hasta final de temporada. Pero es que, además, sus carreras han estado muy cerca de unirse hace justo un mes y por la lesión del tudelano. Y es que esa lesión, que llegó ante el Numancia el 25 de enero, hizo que el Zaragoza fichara de forma urgente un centrocampista y Rubén Pardo fue la primera opción que manejó el club aragonés, la que más convencía a Víctor y a Lalo.

El Zaragoza habló varias veces con el centrocampista, que acababa contrato en la Real Sociedad el 30 de junio, y estuvo cerca de venir, pero al final pesó más la oferta del Girondins, que le ofreció un contrato hasta el 2022. Rescindió el último día de mercado y tomó rumbo a Burdeos. El Zaragoza, que ya sabía dos días antes la decisión de Rubén Pardo, abrió otras vías (Manu Morlanes, Galarreta, Pol Lozano…), pero unas fueron también inviables y otras no terminaban de convencer para que al final la elegida fuera la de Dani Torres.