Pablo Alcolea (Zaragoza, 31 años) llegó al Fuenlabrada a principios de julio ante los problemas en la portería de un equipo madrileño que solo contaba con un meta en condiciones. El aragonés, que tenía decidido colgar los guantes, se encontraba así con una gran oportunidad inesperada y que se ha convertido en toda una experiencia. En apenas un mes, Alcolea, que llegó a debutar en Primera con el Zaragoza, se ha visto inmerso en un caso que se recordará durante años, ha padecido y superado el covid-19 y ha estado a punto de jugar un playoff de ascenso ante su Zaragoza.

¿Cómo sucedió todo?

El fin de semana previo al partido ante el Deportivo nos hicieron los PCR pertinentes y el domingo se repitieron los test porque había algún valor que no era definitorio. El lunes, antes de salir a La Coruña, nos volvieron a someter a pruebas y, una vez allí, después de comer y tras la siesta, al bajar a merendar nos dicen que hay seis casos positivos confirmados, con lo que todos teníamos que ir a las habitaciones. Los que dimos negativo podíamos volver a Madrid, pero por problemas logísticos y políticos se fue alargando el tema y a lo largo de la semana fueron apareciendo nuevos casos positivos, por lo que había que cumplir la cuarentena en el hotel ya que no era posible salir por una cuestión de salud pública. En mi caso di positivo el sábado 25, por lo que, por protocolo, tuve que estar diez días más allí. Fui de los últimos en dejar el hotel.

Se llegó a insinuar que en la expedición que se desplazó a La Coruña había algún positivo.

No viajó ningún positivo confirmado a sabiendas del club, que en todo momento mantuvo a LaLiga al tanto de todo. Los casos no concluyentes se apartaron y no viajaron con nosotros y los que fuimos a Galicia éramos todos negativo. El problema es que existe un periodo de incubación y luego se sucedieron los positivos.

¿Qué síntomas tuvo?

Sobre todo, la noche previa a que se confirmara la PCR positiva tuve dolor de cabeza y no pasé una buena noche. Tuve fiebre y me desperté muchas veces. Me dolía un poco la cabeza y tenía sensación de catarro, con pérdida de gusto y olfato. A partir de ahí, todos los males de estar 17 días metido en una habitación de hotel, demasiado tiempo solo y tumbado en la cama. Eso quizá fue lo que peor llevamos.

¿Cometió alguna negligencia el Fuenlabrada?

Desde luego, desde el punto de vista de los jugadores absolutamente no. Y yo creo al club porque estaba todo muy protocolizado y había una persona de LaLiga al tanto de cómo se actuaba y de los resultados que se iban dando y las posibles incidencias. Siempre se acató lo que decía LaLiga y hemos sido totalmente transparentes. Nadie se puede saltar a LaLiga a la hora de tomar decisiones u ocultar positivos porque es una cuestión de salud pública. Al Fuenlabrada no se le puede echar nada en cara.

LaLiga llegó a agradecer al Fuenlabrada su disposición a acatar lo que fuera, pero la plantilla fue contundente: quería jugar.

Fue un momento desconcertante. El club nunca había estado en Segunda y nos vemos en el ojo del huracán con una entidad como el Deportivo haciendo fuerza de forma desleal e ilegítima. Y la situación nos puede un poco, con acusaciones de la alcaldesa de La Coruña y ciertos periodistas afines al Dépor que, amparándose en esa profesión, tiran la piedra y esconden la mano. Te insultan y acusan sin pruebas y te faltan al respeto. Ante eso, el Fuenlabrada llega a asustarse de que le puedan incluso descender porque al Deportivo le diese la gana y emite un comunicado mostrando sus buenas intenciones. Y eso que dependíamos de nosotros en la última jornada tras ganar cuatro de los cinco últimos partidos. Pero al final pasó lo que pasó y, con apenas nueve jugadores de la primera plantilla y dos del filial, el Deportivo nos ganó en el minuto 95. Se abrazaban al final dando la sensación de que les ha venido muy bien todo esto y que la afición esté en pie de guerra con LaLiga. Pero el Deportivo está en Segunda B porque se lo ha ganado tras una temporada nefasta y parece que la culpa es del Fuenlabrada, que estaba en su derecho de jugar ese partido. Dépor y Elche han utilizado el virus de forma ilegítima acusándonos de que habíamos sido negligentes y que el equipo infractor se iba a beneficiar, pero la realidad es que fuimos los primeros perjudicados porque con la dinámica que llevábamos y con todos los jugadores, habríamos entrado en el playoff.

¿Qué ha aprendido?

Todo esto nos ha servido mucho para unirnos entre nosotros y hacer causa común porque todo el mundo parecía que tenía problemas con el Fuenlabrada. Te enfada mucho porque quieren utilizarte para justificar su fracaso deportivo. Te indigna que se pida una Liga de 24 o que el Elche haya tenido un comportamiento ruin acusándote de negligente en una situación de pandemia.

Aun así estuvieron cerca de lograr la gesta.

Los compañeros hicieron un partido espectacular y dieron un ejemplo de ponerse a servicio del grupo y arriesgarlo todo. Sin entrenar y a base de ilusión y ganas dimos la cara. No pude jugar porque no había dado los dos negativos pertinentes y fue una pena porque confiábamos en recuperar a mucha gente ante el Zaragoza, un partido muy especial para mí.

¿Cómo se plantea su futuro?

Me quedo con los compañeros y el club, donde he estado muy a gusto. No cambiaría nada de lo que he vivido. Firmé hasta final de temporada y en principio no se abordó nada de poder seguir.

¿Qué le parece lo que le está pasando al Zaragoza?

Veo que se está forzando mucho la vía de los despachos, pero estoy convencido de que el equipo está confiado en sus opciones porque las tiene. Lo de Luis Suárez es un hándicap, pero creo que no se ha gestionado bien ese asunto y entiendo que debería haber algún mecanismo para alargar la cesión. Ojalá ascienda.