E l Real Zaragoza comparece en El Alcoraz en el derbi ante la SD Huesca en un estado de cuarentena, con muchas dudas y decisiones que se han pospuesto en medio de su galopanete crisis. Se sienta en el banquillo Raúl Agné y aún mantiene su puesto en la dirección deportiva Narcís Juliá, pero los dos saben que el actual momento de la SAD puede llevarse por delante sus sitios a poco que llegue un nuevo golpe de aire en forma de mal resultado. Con algo más de tranquilidad llega el Huesca al derbi, ya que está por encima en la tabla y sus obligaciones clasificatorias son menores que las de un Zaragoza necesitado de subir. Sin embargo, el conjunto de Juan Antonio Anquela también afronta la cita con dudas, con cinco partidos sin ganar y cuatro sin marcar, con malas señales por mucho que la temporada hasta ahora del cuadro oscense sea de aprobado claro.

No lo es la del Zaragoza, que ya vivió una crisis que se llevó por delante a Luis Milla y que ahora está en un estado de congelación de nervios que puede acabar en cualquier momento. También es posible que el Zaragoza gane hoy y las aguas, tan revueltas, se calmen. Es lo que tiene la improvisación, también demostrada por el club en el mercado de invierno, donde no llegó un punta que ahora se busca en el difícil y poco apetecible zoco del paro.

Se trata del derbi más igualado en la tabla y sin favorito desde que Huesca y Zaragoza se han encontrado en Segunda. Los oscenses no saben lo que es ganar a los zaragocistas y la mala situación del equipo de Agné les invita a pensar que hoy es el momento, en un Alcoraz que rozará el lleno y con lluvia para acabar de dibujar este duelo de incógnitas. Se espera agua durante el partido, la ha habido en los últimos días y seguro que el césped no estará en su mejor versión. Y puede que esté pesado tras tanta agua.

Argumenta Agné que ante el UCAM y el Lugo el Zaragoza mereció más que lo que logró. Pero el fútbol no vive de intenciones sino de realidades y la caída del equipo, decimoquinto y con solo tres puntos de renta con el descenso, es clara. Lleva 4 partidos sin ganar, un punto de 12 y está en un claro estado depresivo.

Para cambiar la dinámica Agné mantendrá una idea parecida a la que exhibió ante el Lugo, quiere primar el músculo atrás, si bien la salida de Erik Morán obliga a que sea Zapater el que juegue con Ros en el medio para que Fran o el recién llegado Feltscher se disputen el lateral derecho. Si el campo está pesado por el agua, el venezolano gana enteros. La otra duda está en la portería, donde Irureta ha sido siempre la opción de Agné, pero Saja ya lleva casi dos semanas con el grupo y en teoría ha venido para jugar… Puede volver Lanzarote al once (se disputa una plaza con Edu García) después de que se niegue por parte del entrenador cualquier conflicto, aunque haya tantas evidencias del mismo.

¿Y el Huesca? Anquela recupera para la cita a tres fijos: Akapo, Melero y Samu Saiz. Además, la apuesta volverá a ser la tradicional, con línea de cuatro atrás. Tiene opciones de entrar Lluis Sastre, por Melero o por Ferreiro, aunque no es lo probable. Arriba, Borja Lázaro parte con ventaja sobre Vinícius en un Huesca que busca su primer triunfo ante el Zaragoza para disipar sus pequeñas dudas. Las de su rival tienen un tamaño de elefante.