Llega el derbi más decisivo de la historia, hasta el momento, entre el Real Zaragoza y la Sociedad Deportiva Huesca. El más importante hasta ahora, el que tiene las cotas más altas, el que puede dejar a los blanquillos más cerca de Primera División o el que puede reenganchar a los azulgranas al ascenso directo. O, por supuesto, dejarlo todo en equilibrio a falta de seis jornadas para la conclusión. Duelazo por todo lo alto, partidazo. Si un derbi ya es bonito y especial, si en un encuentro así ya no es muy necesario buscar motivación porque viene sola, pensar en lo que se juegan ambos realza la vitalidad del choque entre los máximos exponentes del fútbol aragonés.

El derbi llega con sensaciones encontradas, con sentimientos cruzados y con una mezcla entre ilusión y temor a lo que pueda suceder tras el pitido final. Desde que el Real Zaragoza bajase en el año 2008 en Mallorca y poco después Roberto elevase a la categoría de plata al Huesca con su histórico gol en Écija, se han disputado nueve duelos entre zaragozanos y oscenses, cinco de ellos en El Alcoraz y el décimo tendrá lugar en una Romareda completamente vacía. Será descafeinado, perderá color, pero sobre el césped seguirá siendo un encuentro de altos vuelos.

Ninguno de esos nueve duelos anteriores tiene la trascendencia de este que se avecina. En otras ocasiones ha estado en juego el descenso, en otras la entrada en el playoff de ascenso. El más importante hasta ahora, el de vuelta de la 17-18, también tenía grandes connotaciones, pero no con esta trascendencia. En aquel encuentro, si el Huesca vencía en La Romareda frenaba a un Real Zaragoza lanzado hacia la promoción tras una primera vuelta insuficiente y, de paso, reforzaba su candidatura al ascenso a Primera. Sin embargo, venció el Real Zaragoza y se permitió soñar con el ascenso directo.

Precisamente ese es el objetivo que persiguen ambos. Como en el duelo de la primera vuelta, pero evidentemente ahora con muchísima más trascendencia, porque será un duelo que puede marcar, casi de forma definitiva, a ambos equipos. Si vence el Real Zaragoza alejará casi definitivamente, a nueve puntos a falta de 18, a uno de sus grandes rivales por el ascenso directo. Por el contrario, un triunfo azulgrana le volvería a meter de lleno en la disputa por las dos primeras plazas y comprimiría la lucha por subir a Primera a tres puntos, un solo encuentro. Y, por supuesto, está el apartado emocional, el de brindar a cada una de las aficiones un triunfo de postín.

Irregularidad

De todos modos, ninguno de los dos equipos llega en un estado como para tirar cohetes. El Real Zaragoza todavía no ha conseguido puntuar en sus dos encuentros tras el parón en La Romareda y se llevó un severo correctivo del Alcorcón y una dura derrota contra el Almería en un duelo que tenía un sabor muy similar al que viene contra el Huesca. En Lugo venció, pero sin alardes y varias concesiones, especialmente en defensa, mientras que en Almendralejo, aunque con luces y sombras, el equipo blanquillo sí que se pareció más al de antes de tener que detener la competición.

Y aun así, ha obtenido los mismos seis puntos que el Cádiz y el Almería en estas cuatro primeras jornadas y ha alejado en un punto a un Huesca lejos de su mejor nivel. Los azulgranas vencieron en un choque extraño en Málaga, hicieron un mal partido y perdieron contra el Mirandés en casa, repitieron en Albacete, aunque lograron salvar un punto in extremis y, frente al Cádiz, se le escaparon otra vez dos puntos en los últimos instantes, concretamente en la última jugada. Y ya van nueve en todo el curso. Un equipo llega con problemas en los minutos iniciales y el otro, en los finales, pero ambos con el mismo objetivo: ganar para acercarse al ascenso a la élite.