José María Movilla y Javier Paredes ya no pertenecen al Real Zaragoza. El club aragonés comunicó a última hora de la tarde el despido de ambos por causas económicas, con en teoría 20 días por año trabajado, por no poder atender sus emolumentos, finalizando el recorrido de los dos en el equipo aragonés, que no el judicial, y un problema que se inició el 23 de diciembre cuando se les invitó a salir. Los dos, y José Mari, que puso rumbo a la MLS de Estados Unidos, demandaron por impago ante la Comisión Mixta de la LFP y la AFE y ahí ya hubo un punto de no retorno, y un conflicto que, en el caso de Movilla, derivó en un expediente disciplinario y en una suspensión de empleo y sueldo por un mes que finalizaba este viernes, cuando el jugador debía reincorporarse y que ya ha sido llevada a juicio.

A Movilla le quedaba contrato hasta junio del 2015 y tenía de ficha unos 250.000 euros, mientras que Paredes extendía su vínculo hasta junio con unos 450.000 euros de salario, además de alguna cláusula para renovar por un año más si jugaba 14 partidos o se lesionaba de gravedad. Ambos tienen solucionadas sus cantidades hasta el pasado 30 de diciembre, porque así se exigió desde la Comisión Mixta por sus demandas. El Zaragoza aseguró ayer que había anunciado a ambos ese despido. Con Paredes sí que se lo comunicó por teléfono, pero Movilla, y también su abogado, desconocían ese despido hasta que el Zaragoza lo hizo oficial en su web. "Lamentable que me entere por la página web del Real Zaragoza que me han despedido", puso en su Twitter.

SIN COMUNICACIÓN

Curiosamente, el lunes por la noche había puesto otro mensaje: "Deseando volver para ayudar al equipo. Vamos Zaragoza todavía hay mucho por hacer". En él dejaba clara su intención de volver a entrenar con sus compañeros, algo que el club y Pitarch no estaban dispuestos a permitir. Desde el Zaragoza, además, se asegura que la idea de prescindir de los dos futbolistas ha contado con la aprobación de Paco Herrera, que veía que el conflicto ya no tenía ninguna vuelta más e iba a ser nocivo en el vestuario.

Ni el abogado de Movilla, Gonzalo Acebal, ni el agente de Paredes, Manuel García Quilón, ni los propios jugadores quisieron anunciar las medidas a tomar, pero la batalla judicial es segura, habrá que ver si por la legislación ordinaria o por la FIFA, como hizo Zuculini tras ser despedido en agosto. De hecho, el abogado del Pelado fue informado por este diario de la oficialidad del despido. Esa ausencia de comunicación con Movilla tiene su origen en la guerra total que ha habido entre Pitarch y el jugador, un conflicto que hacía imposible cualquier regreso del futbolista, que a mediados de enero dejó de entrenarse con el equipo tras serle abierto el expediente.

El caso de Paredes ha sido diferente pese a contar con el mismo final y con la misma demanda de por medio. El club no quería que volviera a jugar en el Zaragoza, pero Herrera trató de reconducir la situación al incluirlo en la citación para Lugo y el Jabalí se mostró dispuesto a renunciar a alguna de las cláusulas de renovación o a fijar un calendario de pagos flexible con lo que se le adeudaba para normalizar su situación, pero el Zaragoza entendió siempre que su salida era la única solución.