El tradicional partido de presentación se espera con especial inquietud, aunque siempre en su connotación más positiva. Es el día de ver el cuajo del equipo tras el periodo estival y suele traer consigo a un rival de entidad, de los que gusta ver en La Romareda aunque sea un amistoso. El Alavés, cabe recordar, se quedó a un paso de jugar en Europa. Pero, quizá por encima de todo ello sobresale el aliciente que supone la expectación por ver a los nuevos.

Los delanteros, es inevitable, acaparan muchos focos, y es una línea completamente renovada salvo por Linares. Ayer era la puesta de largo de Raphael Dwamena y Luis Suárez, aunque el colombiano, como viene haciendo durante toda la pretemporada, jugó en el lado izquierdo, y había ganas de verles.

En los dos deposita la fiel afición blanquilla gran parte de las esperanzas para la nueva temporada. Si los arietes marcan, hay más garantías de estar arriba. Nada que se descubra ahora. El Zaragoza viene de una punta de lanza que no estuvo a la altura con Gual y Álvaro Vázquez y se sufrió demasiado. Dwamena y Luis Suárez no marcaron ni brillaron, pero dejaron buenos detalles. El tiempo dirá, pero su bagaje goleador elevará o bajará el termómetro de la ilusión.

En el caso del colombiano, Víctor coloca a Luis Suárez en la izquierda ya que ahí se potencian algunas de las cualidades que ha dejado entrever en el fuego de artificio que es la pretemporada. Tiene ese carácter canchero de los sudamericanos, lo que permite que, con su entrega, se desfonde en la presión y que libere a sus compañeros.

GRAN VELOCIDAD

En ataque también se adapta al estilo de juego del técnico, que quiere robar y correr si se puede y, si no, buscar soluciones a través de la combinación y la apertura a banda. El colombiano tiene alma de delantero, traza hacia el medio y deja espacio para correr al dueño del carril zurdo, que ayer fue Nieto. Además, muestra inteligencia en la toma de decisiones.

Tiene una enorme potencia, arrancada y velocidad. En la banda tiene más espacios a la contra y le gusta encarar e ir hacia el medio para centrar o tirar. De hecho, no se lo piensa mucho a la hora de ver portería. El propio Víctor Fernández reconoció que fue una de las primeras operaciones que puso en marcha porque le ve potencial para superar los 7 goles que marcó el año pasado con el Nástic y le tiene mucha fe. Eso sí, apetece verle como delantero centro de referencia.

Dwamena no tuvo su mejor noche y da la sensación de que todavía le falta un poco para entenderse con sus compañeros. Si esa chispa surge es un cañón, porque físicamente es un portento. Está cómodo al espacio y con libertad para aprovechar los huecos en los desmarques ya que su velocidad es endiablada. A la contra puede ser un puñal si se logra compenetrar con el equipo.

Eso sí, se le vieron algo más las costuras en el juego estático, en algunos controles y a la hora de tomar buenas decisiones en los metros finales. Fue una pena que, a pesar de su trabajo, no tuviera ninguna ocasión de gol. Es cuestión de buscarle y se le acabará encontrando. Contra el Ebro afinó y ante el Calahorra acertó cuando las tuvo. Necesita tiempo para ir a más.