El País Vasco ha sido lugar de iniciación para la familia Suárez. Emilio Suárez disputó su único partido con la camiseta del Real Zaragoza el 11 de mayo de 1975, con 19 años, en San Mamés. Su hijo, Diego Suárez, debutó en un escenario algo más modesto, Ipurua. Era una tarde lluviosa en el campo del Eibar. El equipo local vencía por 2-0 y Diego Suárez entró en el minuto 54 por Barkero. Cuajó un buen partido por la banda izquierda y el equipo aragonés consiguió empatar la contienda. Pero todo se torció en los minutos finales. El Eibar cazó una contra que Leo Franco no acertó a despejar y Mikel Arruabarrena marcó el tercero de los armeros.

Pese a la derrota Diego Suárez pudo cumplir el sueño que llevaba persiguiendo desde que empezó a jugar al fútbol. «Terminé con un sabor agridulce por la derrota pero Paco Herrera me echó alguna que otra flor», recuerda el zaragozano. Sin embargo, las oportunidades escasearon desde aquel 2 de noviembre del 2013 y sumó en aquella temporada algo más de 250 minutos en diez partidos.

En la siguiente en el Real Zaragoza continuó participando en las convocatorias de Víctor Muñoz y Ranko Popovic pero solo disfrutó de minutos en cinco ocasiones: en el encuentro ante el Sabadell, en septiembre de 2014, permaneció más de diez minutos sobre el césped de La Romareda. Tenía 20 años por aquel entonces, era un momento muy complicado para la entidad blanquilla y no pudo hacerse un hueco en el equipo. «Yo creo que di la cara pero me faltó cierta continuidad para haber tenido alguna oportunidad más». Finalmente se optó por una cesión. «Se habló con el club para que mejorase como jugador y prepararme mejor de cara al futuro y en el Lleida estuve bastante bien».

A pesar de haber cuajado una buena temporada, con cinco goles en 39 encuentros, en su primera andanza en Segunda B el ariete zaragozano no consiguió regresar a su casa: «La directiva casi ni me quería ver, intenté hacer la pretemporada aquí para tener alguna opción pero no fue posible». Diego Suárez creía que había mejorado y que merecía poder mostrar su potencial pero para el Real Zaragoza había llegado el momento de separarse definitivamente. «La despedida no fue la deseable para un chico de la casa que llevaba casi diez años en el club».

Según el jugador, el Real Zaragoza solo le permitió salir al Burgos por cuestiones económicas. Arrancó muy bien en el equipo con un gol en el primer partido de Liga y una asistencia en el segundo. Pero su participación fue disminuyendo hasta que llegó su momento. Fue en la promoción de permanencia en Segunda División B. Segundo partido entre el Linares y el Burgos tras empatar a cero en El Plantío. Diego Suárez apenas había jugado en la ida, pero fue clave en el encuentro de vuelta. Marcó el primer gol del equipo burgalés en una falta lateral y finalmente consiguió la salvación para los visitantes, que vencieron por un 1-2 tras una campaña difícil. Pese a la hazaña, no continuó en el Burgos y puso rumbo al Guijuelo, donde jugó esta última temporada. «Ha sido un poco raro, porque ha sido el primer año en el que no he tenido pretemporada ya que me costó encontrar equipo», rememora ahora.

Su futuro en el aire

Tras este año, en el que ha disputado 35 partidos y anotado 3 goles, ha quedado libre. Con 23 años tiene toda su carrera por delante y aún no ha decidido su futuro. «Con el Guijuelo ha quedado todo un poco en el aire porque cuando terminé el contrato no había entrenador», explica el zaragozano. «Tengo alguna oferta pero nada en firme, una de ellas es del extranjero».

Para Diego Suárez hay vida después del Real Zaragoza. Llegó al club de su vida con 12 años tras pasar por el Amistad y se marchó con 20 primaveras. Mantiene el contacto con algunos excompañeros, sobre todo con Lasure, que es de sus mejores amigos y también sigue los partidos del equipo aragonés: «Siempre que puedo están en mi televisor». Suárez es un zaragocista de los que creen que el león siempre vuelve. Él lo haría «mañana mismo».