A Marko Dmitrovic se le recuerda en La Romareda por el error del segundo gol zaragocista en la primera vuelta, un córner que botó Lanzarote y que nadie tocó, ni siquiera su compañero David Rodríguez, para que el meta serbio solo pudiera acompañar al balón entrando a su portería y el partido quedara visto para sentencia. En aquel encuentro, el mencionado David, goleador ya histórico del Alcorcón, fue más que un enemigo para el arquero serbio, ya que le desvió de cabeza la falta de Lanzarote para el 1-0. No fue, desde luego, una tarde afortunada para el meta.

También la memoria alude al grave error de la temporada pasada en un partido en Santo Domingo ante Osasuna, donde dio una patada al aire en una cesión de Djené para que el balón entrara en su portería, una acción muy similar, casi idéntica, a la que protagonizó el arquero del Rayo Gazzaniga en Vallecas ante el Zaragoza. Pero lo cierto es que esas acciones esporádicas y su aire un tanto desgarbado tapan la regularidad de un portero que ha sido indiscutible desde que llegó al Alcorcón, el curso pasado con López Muñiz y el actual primero con Cosmin Contra y ahora con Julio Velázquez, con muchas más actuaciones decisivas en su haber que fallos en su debe en el conjunto alfarero.

Dmitrovic, con 25 años recién cumplidos, se formó en las categorías inferiores del Estrella Roja, pero desde el 2013 su futuro deportivo está ligado de forma absoluta al hólding de equipos del que es propietario el empresario belga Roland Duchatelet. Esos clubs son: el Charlton Athletic inglés, el Standard de Lieja belga, donde no es dueño total aunque sí está muy vinculado a ese equipo, el Sint Truidense de ese país, el Carl Zeiss Jena alemán, el Ujpest húngaro y, desde enero del 2014, el Alcorcón, cuando se convirtió en máximo accionista.

Así, Dmitrovic pasó primero por el Ujpest, después llegó al Charlton y el club inglés en el verano del 2015 lo cedió por una temporada al Alcorcón, que lo firmó en el 2016 por tres campañas, hasta el 2019. Es decir, todo un buen tour por los equipos de este empresario belga, aunque no es el único jugador que controla Duchatelet. Djené, que estaba la temporada pasada en el Alcorcón, firmó en verano por el Sint Triundense y apunta a jugar la próxima campaña en el Standard de Lieja, mientras que otros ejemplos de jugadores con pasado alfarero en este hólding de clubs serían Dani Ponce, que se fue al Ujpest antes de regresar a España y estar ahora en Malta, o el israelí David Biton, ahora cedido por el Standard en el Maribor.

Vinculación larga

La duradera vinculación de Dmitrovic con Duchatelet tiene poco parangón en el historial futbolístico del empresario belga y lo cierto es que el portero serbio se está haciendo un hueco en el Alcorcón, donde su trabajo es muy bien valorado. Educado y correcto en el trato personal, el arquero ha encajado bien en ese vestuario y además su nivel le ha llevado a ir convocado por la selección absoluta de Serbia, si bien de momento aún no ha logrado debutar con el primer equipo nacional tras ser internacional en categorías inferiores hasta la sub-21.

Su carrera, queda dicho, se está relanzando en el Alcorcón, donde pesan más sus buenas actuaciones que algunos de sus recordados errores. De este modo, el año pasado resistió la competencia de Dani Jiménez, recién llegado también del Huesca, y jugó 38 de los 42 partidos de Liga. Mientras, en el curso actual empezó con dudas, con claroscuros en su nivel y con la amenaza de su compañero, que tuvo varias oportunidades en la Copa del Rey para lucirse, pero el rendimiento de Dmitrovic se ha afianzado con el paso de los partidos y ha jugado en 24 de las 25 jornadas, con 25 tantos encajados en lo que va de campeonato.