A estas alturas de la película, casi resulta aventurado asegurar que habrá fútbol a partir de las 22.00 horas de este jueves en el Martínez Valero. El esperpéntico espectáculo en que se ha convertido esta historia interminable obliga a vigilar estrechamente cualquier aseveración y a no dar nada por sentado. Con el Zaragoza moviéndose en los juzgados para anular un playoff que considera adulterado a nadie le extrañaría ya que un juez decidiese paralizarlo todo otra vez de forma cautelar horas antes del comienzo de los partidos (a las 19.30 se disputa el Girona-Almería). No lo hará Tebas, al que el Real Zaragoza ha declarado la guerra al considerarlo el gran responsable de tener que jugarse el ascenso a Primera sin su mejor hombre, Luis Suárez, de vuelta hace días a Inglaterra porque el Watford, club que posee sus derechos, se negó a prolongar más su cesión después de haber concedido una primera prolongación hasta la fecha en la que, en principio, todo tenía que haber acabado.

Desde el presidente al entrenador, pasando por la dirección deportiva, la vicepresidencia y la plantilla, el Real Zaragoza ha pregonado su indignación a los cuatro vientos. «El playoff debe cancelarse porque está adulterado al no afrontarlo en igualdad de condiciones que el resto», denunciaron Lapetra, Víctor y Zapater. Pero el lamento se ha estrellado con la indiferencia de federación y del Consejo Superior de Deportes. Tebas fue el único en contestar. Lo hizo con un escueto y previsible «no procede». Y punto.

Así que, si nada lo impide y mientras sigue peleando en los despachos, el Zaragoza afronta un playoff en el que está obligado a depositar toda su energía. Mermado por la ausencia de su mejor efectivo y con las bajas médicas de Puado y El Yamiq, el equipo aragonés acude doliente a la cita pero obligado a dejarse la piel en una batalla en la que parece partir como víctima a tenor de su maltrecho estado de ánimo y el entusiasmo reinante en un Elche que afronta el envite como un regalo caído del cielo.

No es el mejor momento de un Zaragoza desconocido desde que el fútbol retomó la actividad tras el parón por la pandemia y masacrado por la incesante sucesión de varapalos sufridos. Capaz de sobrevivir a un sinfín de contratiempos y exhuberante de sobriedad y solidez, se derrumbó tras la maldita irrupción del coronavirus hasta convertirse en un alma en pena sumida en un agujero negro que le apartó de la gloria para sumirlo en una profunda depresión.

Se diría, incluso, que el parón tras la polémica suspensión del Fuenlabrada-Deportivo pudo haber venido bien al equipo para rescatar la identidad y la fe perdidas. Pero a LaLiga se le fue de las manos la demora y la pérdida de Suárez deja al Zaragoza malherido. A su ausencia, además, se une la de Puado, único jugador que ha dado positivo y cuyo regreso aún no tiene fecha, y seguramente la de El Yamiq, aún sin ritmo tras su lesión muscular.

Con semejante panorama, Víctor podría reforzar la medular con Torres en busca de superioridad en una zona en la que el Elche no es especialmente poderoso. Sí lo es a balón parado, con Verdú como consumado especialista. Pero la gran amenaza es Jonathas, autor de siete tantos en once partidos, y fiel aliado del incombustible Nino. Por su parte, Pereira podría ser la carta en la manga de Víctor en la punta del ataque.