No tiene el Mallorca ni de lejos el historial y el respaldo del Real Zaragoza, pero si hay un equipo en Segunda en el que apoyar la deprimente idea del estar aún peor es el balear. Dos puntos por abajo que los zaragocistas, seis jornadas sin vencer, con tres millones más de presupuesto --son los dos mayores de la categoría, con 10 y 7 millones respectivamente-- y con una crisis en el club tan notable al menos como la zaragocista. Así vive el Mallorca, pero una vez descrita su situación queda claro que el consuelo es nulo y que el Zaragoza, tras dos puntos de 15 y 5 partidos sin vencer, necesita hacerlo ya, sin excusas, en un partido con sabor a drama matinal, un horario que por cierto se le suele dar bien al cuadro aragonés. Sí, siempre hay motivos para ver un lado optimista.

No tiene demasiados, por no decir muy pocos o casi ninguno, este triste Zaragoza que agota sus últimos días con Agapito Iglesias como máximo accionista. Para darle la razón a Paco Herrera, esta semana tampoco se ha hablado de fútbol, aunque se diría que eso le viene hasta bien al técnico, porque fútbol, la verdad, hay muy poco en este equipo. Encefalograma casi plano posee. Con el embargo de Romaric ya presente en las taquillas hoy como otro efecto de la nefasta gestión con el soriano, la salida a la luz pública del intento de compra del club por parte de Pitarch ha monopolizado la atención y ha convertido el balón en algo secundario, algo que tendrá este paréntesis matinal.

EL PANORAMA Vive el zaragocismo tiempos de zozobra, días de tristeza tanto en el césped como en el club. El equipo, al que se le escapó la victoria en Huelva por una tontería de Abraham, no transmite ni una sola prueba de fiabilidad, ni un atisbo para creer en él como candidato al ascenso directo, un tren lejano, a 11 puntos, aunque los tropiezos ayer de Eibar y Deportivo pueden acercarlo, y ofrece muchas dudas para imaginarle en esos puestos de promoción que tiene a 3 puntos tras el triunfo de Las Palmas y en los que ha estado poco más de un mes en 28 jornadas. Los más pesimistas, o realistas, miran incluso hacia abajo, con un descenso a Segunda B a 4 puntos, una tragedia que tendría terribles consecuencias.

El partido ante el Mallorca debe servir para limpiar el panorama, para aclararlo, para saber a dónde mirar y hasta qué hacer con el entrenador. No es definitivo, claro, pero sí tiene sabor a final. También para Paco Herrera, al que una derrota le dejaría ya sin amparo, probablemente ni el económico de su despido, el que hasta ahora le ha protegido. No tiene crédito el entrenador, que puede vivir su último partido, y lo cierto es que apenas ha hecho méritos este curso para tener colchón de argumentos. Por mucho que el difícil y duro entorno sea una justificación entendible, su Zaragoza nunca ha sido un equipo creíble. Aun está a tiempo para construirlo, pero no se puede demorar más.

Repetirá Herrera la apuesta de Huelva, que funcionó mal de inicio porque el equipo ha cogido la mala costumbre de salir dormido pero que después valió para remontar, un once que traerá el regreso como titular en el Municipal de Cidoncha para establecer si se ha ganado el indulto de la grada y a Paglialunga y Luis García como intocables. El manual del entrenador habla de acudir a lugares comunes en tiempos de crisis. Y Herrera lo hace. Quizá demasiado. Las bajas --Henríquez, Cortés, Barkero, Abraham o Diego Suárez-- dan la ocasión de debutar en una convocatoria a Esnáider, hijo de un delantero cuyo nombre evoca tiempos pasados y grandes. Solo la mitad del fútbol, la garra y el gol que tuvo su padre le permitiría ser más que un crack en este pobre Zaragoza actual.

En Palma soltó el conjunto aragonés uno de sus mejores partidos, una exhibición de efectividad a la contra que dio muchas esperanzas y que se quedó en un espejismo. Uno de tantos. El Mallorca, entonces, lo dirigía Oltra, que a fuerza de malos resultados y no sin agonía dejó su puesto a Carreras, que debutó con derrota ante el Barça para que en la isla ya miren más hacia abajo que al retorno a la élite. El equipo balear ha perdido en enero a Víctor y no tiene por sanción a Iriney y Aouate, pero posee una plantilla --Hemed, Nsué, Nunes, Geijo, Generelo...-- impropia de su situación y de los 14 puntos que ha logrado fuera, donde solo ha podido ganar tres partidos de 13. Claro que aún son peores los números del Zaragoza en La Romareda, un sumidero de puntos del que se han escapado 23. También debe cambiar eso ya en este equipo, que debería darle a su gente un motivo para creer, para no sentir que este drama no tiene fin.