Las estadísticas a veces dicen verdades y otras veces las esconden. Los números hablan de que Tomeu Nadal, el portero del líder, es el que más para, el que más interviene y el que más despeja. En esos datos no está Cristian Álvarez, pero pocos dudan de que es uno de los grandes arqueros de la categoría. Quizá el mejor. O sería más correcto decir que hoy en La Romareda se miden los dos mejores metas de la categoría. En eso sí hay bastante consenso. «A veces cuando un equipo no está arriba en la tabla no se habla tanto de su portero, pero Cristian es de los mejores», asegura el balear.

«En esta categoría es difícil quedarse con un portero, ya que hay muy buenos, pero si tuviera que elegir diría a Cristian Álvarez y a Mariño (Sporting), que no están con sus equipos arriba. Han jugado en Primera y es el nivel que tienen», argumenta Tomeu Nadal, que tiene claras las virtudes que atesora su colega: «Debajo de la portería y en el uno contra uno es muy bueno. pero lo que más destaco es la seguridad y la tranquilidad que transmite. Eso es básico».

Cristian llegó a España de la mano del Espanyol y pasó por el San Lorenzo, el Rayo y el Cerro Porteño antes de darse más de un año de retiro, del que volvió para hacerse un hueco enorme en el corazón de la afición zaragocista. «Ha encontrado su sitio. Estuvo un año sin jugar y en el Zaragoza vive una estabilidad a todos los niveles y tiene un gran club donde volver a sentirse futbolista. El fútbol le está devolviendo muchas cosas a Cristian. El Zaragoza tiene con él a un pilar», sentencia Tomeu.

Algo parecido le ha pasado al portero del conjunto albaceteño, que no tuvo apenas oportunidades en el Mallorca y en el Nástic y mucho menos cuando el Getafe antes le dio la alternativa en Primera, donde no llegó a debutar: «Venía al Alba después de tres años complicados, jugando muy poco. No encontraba mi sitio. Apostaron por mí en Segunda B y yo quería sentirme importante. Es que es vital encontrar un lugar donde te sientas querido y donde puedas demostrar tus condiciones. Eso le está pasando también a Cristian». afirma el arquero del Albacete, que no oculta la espina clavada que tiene con jugar en la élite.

Con 30 años Tomeu Nadal ha tenido en el Albacete su momento, una edad que puede ser tardía para un futbolista de campo, pero no para un portero, porque «nuestra profesión es diferente, la madurez deportiva llega más tarde. Cristian tiene 33 y es una edad muy buena para un meta. Es muy difícil ver porteros jóvenes en la élite. Yo la madurez deportiva no la conseguí hasta al menos los 27 años».

Esa madurez le lleva a dejar de suplente a Caro, portero que quiso el Zaragoza y que no accedió a cederle entonces el Sevilla para que el elegido fuera Cristian, y a solo encajar 19 goles en 23 partidos: «Me estoy sintiendo muy bien y cómodo, a mí me está ayudando mucho la solidez, esa fortaleza como bloque que tiene el Albacete, que es un equipo solidario donde defienden todos».

Cristian tiene en su rincón de ídolos a N´Kono, su entrenador de porteros en el Espanyol durante cinco años, y al mítico arquero de la selección argentina Pato Fillol, porque «todos los porteros tenemos un espejo. Los dos míos desde siempre han sido Casillas y Moyá. A Moyá tuve la suerte de tenerlo como compañero. Es mi hermano futbolístico».