La salida de Mikel González propiciará la llegada de un central en este verano. Un central que Lalo Arantegui e Imanol Idiakez quieren que sea zurdo, pero lo que será seguro es el decimoquinto refuerzo para el eje de la zaga desde que el Zaragoza dio con sus huesos en la categoría de plata, en junio del 2013. Este verano es, de largo, el de mayor continuidad en la plantilla desde ese descenso, pero en todo caso la movida zona central no se va a librar de recibir un nuevo inquilino.

Arzo, Cabrera, Mario, Rubén, Lolo, Guitián, Marcelo Silva, Bagnack, Popa, Valentín, Grippo, Verdasca, Mikel González y Perone componen la lista de centrales fichados en esta era en Segunda. Eso, sin contar el regreso de Laguardia, la irrupción de Vallejo o el paso de José Enrique para ser el central fijo en el tramo final de la 16-17.

El Zaragoza se fue a Segunda en la 12-13 con un eje central donde Álvaro y Loovens fueron los centrales titulares y también pasaron por esa posición Paredes, Goni, Lanzaro, aunque testimonial en su última temporada, y hasta Pinter. En el verano del 2013 continuaron Álvaro y Paredes, aunque este fue despedido en diciembre, regresó tras su cesión Laguardia y en enero llegó para reforzar el eje César Arzo, mientras que la primera gran revolución en la parte central vino en el verano del 2014. Allí, en el primer año de la Fundación Zaragoza 2032, arribaron Cabrera, sin duda el central que más ha jugado en la historia reciente, Mario, Rubén y Lolo Ortiz, mediocentro defensivo y central en este último caso. Además, Vallejo irrumpió con fuerza en el primer equipo, aunque su explosión solo le dejaría dos temporadas en el Zaragoza, la segunda (15-16) cedido por el Madrid.

En el verano del 2015 sí hubo continuidad en el eje, donde se mantuvieron Cabrera, Vallejo, Rubén y Mario. Sin embargo, el ostracismo de Rubén, con muchas lesiones de por medio, y la salida de Mario en enero obligaron al Zaragoza, entonces a Narcís Juliá, a reforzar el eje con la llegada en el mercado invernal de Guitián. Además, en ese curso 15-16 tuvo un paso fugaz por el centro de la zaga Olaortua.

Poco tino con Juliá

Sin duda es el verano del 2016, aún con Juliá, el de menor tino en los refuerzos defensivos. Se quedó Cabrera y llegaron Marcelo Silva, de rendimiento irregular, y Popa y Bagnack, que pasaron con todas las sombras del mundo. Popa se marchó cedido en enero y se desvinculó seis meses después y Bagnack aguantó en el ostracismo absoluto el final de temporada. En enero del 2017 llegó Valentín desde el Huesca y la Liga la acabó José Enrique, un lateral, de central, mientras Feltscher, fichado en enero, se movió por los dos laterales, pero también podía jugar de central.

Ya con Lalo Arantegui en el verano pasado, el Zaragoza sí exhibió más acierto para sus candidatos a reforzar el eje. Grippo fue el primero en fichar y las lesiones impidieron un mejor nivel del suizo, que en todo caso sí ha dejado muestras de ser una buena apuesta, Verdasca fue creciendo a lo largo de la temporada y Mikel González dejó más sombras que luces, pero en todo caso cumplió a grandes rasgos. En enero pasado, con la salida de Valentín llegó Perone, de buena irrupción inicial con bajada de nivel posterior. Así, Grippo, Verdasca y Perone buscan ahora el cuarto compañero tras la salida de Mikel González con destino al AEK de Larnaca.