-Estamos metidos en un buen lío…

-Realmente, por desgracia no hemos salido de él en toda la temporada. Pero hay que seguir peleando e insistir en el trabajo porque el partido del domingo es importantísimo. Hay que ganar como sea.

-¿Por qué se ha llegado a este punto?

-No sabría decirle. Es algo que se deberá analizar cuando acabe la temporada. Está claro que no se han hecho bien muchas cosas y que por eso estamos peleando por escapar de abajo, pero ahora tenemos que seguir centrados en lo que nos pide el míster y en el trabajo diario porque nos estamos jugando muchísimo y no podemos despistarnos. Las evaluaciones hay que dejarlas para cuando todo esto acabe.

-¿Pero cuándo se empezó a torcer todo?

-No ha sido solo una cosa, sino muchas, pero pensar en lo que pudo ser y no fue no nos va a llevar a ningún lado. Debemos centrarnos en lo que el míster quiere porque el partido del domingo es el más importante de todos los que hemos jugado hasta ahora. Es un rival directísimo al que hay que derrotar.

-¿Quizá aquel partido ante el Tenerife, con gol incluido de usted dedicado a Idiakez, fue el principio del fin?

-Fue el principio del fin de Imanol (Idiakez). La situación ya no estaba siendo buena y los resultados no acababan de llegar. El club decidió cambiar de entrenador, vino Lucas (Alcaraz) y luego Víctor (Fernández). A final de temporada tendrá que valorar quien corresponda cómo se han hecho las cosas tanto a nivel de entidad como en lo que concierne al rendimiento de los jugadores. A partir de ahí, yo no tengo otra cosa en mente que trabajar a tope para llegar al domingo en las mejores condiciones.

-¿El futbolista tiene la sensación de que es el principal responsable pero no el único?

-Empezamos la pretemporada con la ilusión de que este iba a ser un año bonito después de cómo acabó la pasada campaña. Es verdad que somos nosotros los que salimos a jugar y quienes debemos sacar los partidos adelante. Pero todos estamos en el mismo barco y no solo nosotros fallamos, aunque es verdad que no hemos estado a la altura de lo que se esperaba de nosotros. Sin embargo, ahora no podemos permitirnos pensar más allá del día a día ya que tenemos que estar al 200% centrados en el fundamental encuentro del domingo.

- ¿Lo que está pasando duele más que curte o viceversa?

-Ambas cosas. Tenemos que salvar la temporada lo antes posible y, de cara a la próxima, pensar en que todos seamos mejores jugadores y más maduros.

-¿Cómo se gestiona una situación así desde su rango de segundo capitán? ¿Es tiempo de gritos, de arengas, de calma…?

-Es momento de estar unidos. Solo así lograremos sacar la situación adelante. Soy partidario de ver las cosas con optimismo, apoyar y ayudar y dar un consejo en lugar de gritar. Unidad, esa es la clave.

-¿Tiene la sensación de que todo el mundo ahí dentro es consciente de la gravedad de la situación?

-Sí. Llevamos toda la temporada en la misma tesitura y eso quizá sea bueno de cara al final, ya que hay equipos que han estado siempre arriba que ahora se ven abajo y eso puede provocar que les tiemblen un poco las piernas. Nosotros, por desgracia, llevamos toda la campaña ahí y tenemos la mala costumbre de saber cómo son estos partidos.

-Uno de esos factores que contribuyen a explicar el desastre son las continuas e incesantes lesiones. Se señala a la pretemporada, al campo de entrenamiento, a cierta descoordinación entre los servicios médicos y asistenciales. ¿Qué opina el vestuario?

-Desde el principio hubo problemas con las lesiones. No sé decirle a qué se debe, pero ya en pretemporada afectaron a jugadores que habían acabado muy justos la temporada anterior. Hay muchos lesionados, es cierto. Y eso nos ha mermado y condicionado mucho. Es algo que se tendrá que valorar y buscar soluciones. Es verdad que a veces son fortuitas, como la que sufrí yo con un golpe en el peroné, pero quizá hay otras lesiones que pueden ser evitables. Ahora, por ejemplo, el club ha puesto a nuestra disposición un nutricionista porque la alimentación es muy importante para prevenir lesiones y él ha hecho un gran esfuerzo para que nosotros estemos mejor.

-Usted tampoco se escapa...

-Empecé muy bien, con mucha confianza y físicamente muy bien. Imanol me dio una confianza brutal y a partir de ahí luego con Lucas no jugué y más tarde me lesioné. A los tres días con Víctor me dañé el peroné pero ahora me encuentro bien. Estoy teniendo muy buenas sensaciones en el día a día y confío en recuperar el nivel de principios de temporada. O mejorarlo, que es mi objetivo personal.

-Aquella entrada dio miedo.

-Me asusté porque no sentía la pierna. Luego me tranquilizaron al decirme que la zona era buena y que no había fractura completa y yo solo quería estar disponible cuanto antes. No volví al cien por cien, pero era importante que el míster y el equipo pudieran contar conmigo.

-Tanto cambio de técnico les ha obligado a asimilar con celeridad modelos totalmente distintos.

-Es lo que tiene el cambio de entrenador. Cada uno tiene su forma de entender el fútbol y de trabajar y nosotros debemos tratar de asimilarlo cuanto antes. Lo que pide Víctor se asemeja más a lo que mejor le viene a la plantilla en comparación con lo que nos pedía Lucas. El equipo se siente cómodo y hace buen fútbol, aunque los resultados no están siendo todo lo buenos que nos gustaría. Su forma de jugar es la adecuada para esta plantilla, aunque nos está costando dominar las áreas durante toda la temporada.

-¿Qué mensaje transmite ahora Víctor?

-Habla de todo. Del plano estrictamente futbolístico y también del anímico. Nosotros sin fútbol lo tenemos crudo, pero también lo mental a día de hoy es fundamental y que la gente esté con la cabeza limpia, que creamos en el compañero y que estemos convencidos de que vamos a sacar esto adelante.

-¿Quién cree más en quién: ustedes en él o él en ustedes?

-Ambas cosas. Nosotros creemos en él y él también nos hace sentir que cree en nosotros. Todos queremos el bien del Real Zaragoza y eso pasa por mantener la categoría, que es esencial. Hay que competir de la mejor forma posible y tener claro que el domingo nos jugamos mucho.

-El otro día se pasó el presidente por el vestuario. ¿Qué les dijo?

-Es un tipo optimista y nos transmite siempre su confianza. Somos conscientes de la situación en que nos encontramos pero siempre viene bien que se acerque y te dé su confianza.

-Su relación con La Romareda pasa por su mejor momento. ¿Le duele verla tan desencantada?

-Por supuesto. Pero es normal porque veníamos de una temporada muy ilusionante y está siendo muy duro para todos. Les entiendo perfectamente. Son muchos años ya en Segunda.

-¿Qué le dicen por la calle?

-Me quedo con que la gente, a pesar de estar desilusionada y decepcionada, te anima cuando te ve. Es un valor enorme y una barbaridad que, pese a estar peleando por la salvación, cada partido en casa haya más de 20.000 personas apoyándote. Eso no lo tiene ningún otro club y es fundamental para que vuelva a estar donde se merece. Tenemos una gran suerte al contar con esta afición.

-¿Y usted a ellos?

-Entiendo que la gente esté harta de las palabras. Se da por hecho que lo vamos a dar todo y que nos dejaremos el alma y ahora queremos demostrarles que somos conscientes de la situación y que vamos a salir adelante.

-Pombo y Álvaro fueron objeto de la ira de la grada el último partido en casa. ¿Cómo se encuentran?

-Son chicos mentalmente fuertes y están centrados en el trabajo diario y en tratar de hacerlo lo mejor posible. Nunca gusta que a un compañero le piten o le griten pero cuando eso se convierte en una falta de respeto, es inadmisible e injustificable. Todos vamos en la misma dirección y queremos lo mejor para el Zaragoza.

-¿Han tenido que arropar especialmente a Álvaro estos días?

-No. Mentalmente es muy fuerte y sabe de qué va esto del fútbol. No es un chaval. Está centrado en su trabajo y en el día a día tratando de ayudar. Va a ser un jugador muy importante de aquí al final.

-¿Y usted, cómo está?

-Estoy feliz. Desde que llegué me siento como en casa y de ahí mi renovación el pasado verano. Me siento muy querido y valorado.

- Le queda un año de contrato...

-Ojalá pueda estar muchos años aquí. Me encantaría, pero no quiero pensar más allá del domingo porque me resta fuerzas y las necesitamos todas para ganar al Córdoba.

-¿Qué hay que cambiar?

-Con lo que estamos dando no nos llega. Debemos exigirnos más todos. Si nos tiran tres veces, que no lo hagan ninguna. Si nosotros disparamos cinco, hacerlo el doble. Si corremos diez kilómetros pasar a correr doce. Se trata de mejorar todos los registros y minimizar errores.

-No se deja la portería a cero fuera de casa desde septiembre...

-Es uno de los aspectos clave a mejorar.

-¿El gran peligro del Córdoba es que ya no tiene nada que perder?

-Son un buen equipo. El otro día iban perdiendo y acabaron empatando y por la cabeza de sus jugadores pasará la idea de que sus posibilidades de salvación pasan por ganarnos. Pero nosotros tenemos que ser listos y jugar nuestras cartas.

-¿Duerme bien?

-No es fácil si eres consciente de la situación y de lo que nos jugamos, así como del club al que representas. Pero hay que intentar convertir esa presión en fuerza, optimismo y un plus de motivación.