—Llegan al partido contra el Zaragoza en muy buen momento, tras ocho encuentros sin perder y encajando muy pocos goles.

—Estamos bien y hay buenas sensaciones. Queremos ser fuertes defensivamente, pero también alegres en ataque porque intentamos llegar con mucha gente. El equipo está respondiendo bien en las dos facetas.

—No da tiempo en esta Segunda por su igualdad a echar las campanas al vuelo.

—Es cierto, cambia mucho, equipos que llevan ahora una buena dinámica pasan cuatro partidos y están en crisis. Para mí la clave es ser constantes y sobre todo mantener la calma, ni cuando vienes de ganar pensar que todo está hecho ni cuando llegan derrotas venirte abajo.

—¿Qué objetivos se marcan en el Numancia? Su límite salarial es de 5,2 millones, el sexto más bajo de Segunda.

—No me han marcado ningún objetivo desde el club. No nos vemos inferiores a nadie ni nos creemos superiores. Además, en Segunda no hay que mirar mucho a los presupuestos. Nosotros le ganamos al Huesca, que es uno de los clubs con más dinero y que viene jugando bien. Soy ambicioso y quiero que mi equipo lo sea igual y después la Liga ya te pone donde te corresponde.

—¿Le han hablado estos días por la calle en Soria del partido, de la rivalidad sana que hay entre las aficiones?

—Sí, sé que es un buen ejemplo de convivencia de dos aficiones, porque viene mucha gente de Zaragoza. Estos días sí que percibo en la calle ese pique sano, es el derbi del Moncayo. Será un partido bonito, en el que tenemos ganas de hacerlo bien y vencer.

—¿Qué le transmite el Zaragoza?

—Buenas sensaciones. Estuve en La Romareda contra el Málaga y me dio buena impresión. Es un equipo con potencial arriba, atrevido, un bloque hecho para atacar, para tener el balón y con gente muy ofensiva. Es uno de los más potentes de la categoría.

—Ahora es menos potente por la baja de Dwamena por ese problema cardiaco.

—En esas cosas, cuando pasan, el fútbol pasa a segundo plano y lo importante es que el chico esté bien. Es una lástima para el Zaragoza porque estaba dando muy buen rendimiento más allá de los números que llevaba.

—El que lo está dando con números es Luis Suárez…

—Llama la atención porque llevar siete goles a estas alturas no es fácil, pero hay más jugadores importantes. A mí Eguaras me encanta y no llama tanto la atención. Y Javi Ros. Y Guti. Toda la gente de dentro me gusta.

—Es el Zaragoza de Víctor…

—Es un gran entrenador, sin duda. No mucha gente puede presumir de su palmarés, con tantos años en Primera y en Segunda. Pero el fútbol es de los jugadores. Lo conozco solo de haberle saludado una vez, pero me encanta poder enfrentarme a un equipo dirigido por él.

—Víctor ha sido siempre abanderado de ese fútbol de ataque, de un estilo ofensivo.

—Sí. Ya antes de que existiera el 'boom' de cuando llegó Guardiola al Barcelona o de la mejor versión de España con el fútbol de toque ya el Zaragoza de Víctor había jugado muy bien, con un equipo ofensivo, con mucha calidad y posesión. Esa apuesta por el talento que hace me gusta mucho y también al espectador.

—¿Cuáles han sido sus inspiraciones como entrenador?

—He cogido un poco de todo. Veo mucho fútbol y hay entrenadores de perfil defensivo como Simeone, que me parece extraordinario, y otros más ofensivos, como Pep. En España el nivel es alto con gente como Rubi, que me encanta, Emery, Marcelino... No tengo un perfil claro, lo que quiero es intentar coger lo mejor de cada uno, aunque siempre con las posibilidades que tienes en tu equipo, que eso es lo importante de verdad, el adaptarte a eso.

—Usted como jugador se formó en La Masía y llegó hasta el filial del Barcelona.

—Allí coincidí con Iniesta, Valdés, Reina, Xavi, con este ya desde juveniles, Mario Rosas, Arteta... A Xavi ya se le veía que iba a ser un gran jugador, Iniesta era un niño cuando llegó con 16 años, pero ya se le notaba el talento, Arteta era parecido, son jugadores que están tocados por una varita, que después lo han gestionado bien, porque tuve compañeros muy buenos que luego no jugaron tanto. En La Masía salen muchos centrocampistas de talento porque se trabaja muy bien en la forma de jugar que quieren.

—¿Hasta qué punto le marcó La Masía a usted?

—Bastante para entender el fútbol de esa manera. Llegas allí y ves que lo que has trabajado hasta entonces es totalmente diferente. Se juega bien y disfrutas, pero el problema viene cuando sales porque lo haces con una idea que casi nunca en los equipos a los que vas se practica. Allí falta un poco el aprender a competir más, el adaptarte a situaciones y modelos distintos. Por eso creo que del Madrid salen muchos más jugadores a Primera que del Barcelona, porque están más preparados para competir en distintos modelos

—Su salto al banquillo fue con el Espanyol femenino. No es habitual después pasar al de chicos.

—A mí la experiencia me vino muy bien, aprendí mucho. Antes cambiar de uno a otro era muy difícil, porque estaban muy distanciados, pero ahora hay gente muy preparada entrenando a las chicas. Cada vez la distancia es menor entre ambos.

—Fue segundo de varios entrenadores en el Córdoba y pasó a ser el primer entrenador en la 16-17 en lugar de Oltra y al comienzo de la siguiente temporada hasta su destitución.

—Era un momento institucional difícil, porque se había bajado de Primera y Oltra hizo un buen año. Llegué, acabamos décimos en un equipo pensado para ascender y la segunda temporada fue mucho más complicada. El Córdoba lleva unos años muy convulsos y eso no ayuda nada.

—Tras pasar por el Melilla y jugar el ‘playoff’ de ascenso le llega la oportunidad del Numancia. ¿Cómo se la toma?

—Como una gran oportunidad. Este es un club tranquilo, familiar, que tiene claro lo que quiere y que es idóneo para trabajar. He firmado por una temporada y, tal y como van las cosas hoy en día, con más de 40 entrenadores el año pasado en Segunda, es lógico no hacer contratos muy largos por esa inestabilidad que hay en mi puesto. En esta categoría hay 14 equipos que quieren ir el primero y ese solo va uno y el resto están enfadados. Pero este Numancia es diferente, es un club muy grande por encima de lo pequeña que puede ser la ciudad, me siento muy cómodo aquí.