Ninguno de los chicos de la casa es ajeno al revuelo que se ha ido generando a su alrededor conforme ha avanzado la temporada. Se conocía a Jorge Pombo, que ya dejó destellos la pasada campaña con César Láinez, y muy pronto se vio que el fútbol de Julián Delmás sobraba para este Zaragoza de Segunda. Raúl Guti, a quien mimó Natxo González desde la pretemporada, fue el tercero en aparecer en desorden de importancia. El último fue Daniel Lasure, el lateral más sensato que se ha visto en el Real Zaragoza en el último quinquenio. Lo es en el campo, donde apenas se equivoca. Es el paradigma del equilibrio que tanto pregona su entrenador. Por eso extraña que tardara tanto en encontrarlo, en dar paso a esa personalidad sensata y serena. Es igual fuera del campo, tranquilo y cabal. Dijo esto ayer cuando le recordaron lo bien que está jugando: «Los elogios llevan a la autocomplacencia y hay que tener cuidado con esto porque no puede conducir a nada bueno. Hay que tener los pies en el suelo para poder demostrar que puedes seguir en el once una semana más».

No hay mucho que explicar ante una afirmación extrañamente arrolladora en un imberbe del fútbol. Pero Lasure es así, mesurado. No solo eso, cree en el trabajo como medio para alcanzar el éxito, algo bien raro hoy en día en el fútbol. «Hay que mirarse a uno mismo siempre, pensar por qué juegas y por qué no. Yo lo que he hecho ha sido intentar esforzarme más para demostrarle al entrenador que podía seguir jugando».

No admite complacencias, sí exigencias. Sabe que, por ahora, ha destacado más en defensa. No se conforma. «Tengo que mejorar ofensivamente, pero también atrás. Hay que mejorar en todo», dice el lateral zurdo, que presume del papel de los zaragozanos en el equipo. «La participación de los canteranos está siendo muy alta. Lo hablamos entre nosotros y estamos muy contentos porque era algo inesperado a principio de temporada».

¿Qué ha cambiado? «No sabría decirlo. Supongo que no es cuestión de un solo factor, sino la conjunción de muchos de ellos. Cuando vas ganando partidos, tiendes a mirar hacia arriba, pero hay que pensar solo en que el domingo tenemos que ganar. Y así todas las semanas. Si lo mantenemos, hablaremos al final de lo que tenemos que hablar». Pura sensatez, un elogio a la cordura.