480 minutos acumula ya el Zaragoza sin recibir un gol a balón parado. El dato, lejos de ser baladí, pregona a los cuatro vientos la mejoría experimentada en esta disciplina por un equipo que, antes de la llegada de JIM, se desangraba en la pizarra ya que casi el 40% de los goles recibidos por el conjunto aragonés procedían de la estrategia, ya fuera a través de saque de esquina o como consecuencia del remate de una falta. El Zaragoza era un desastre en las alturas, donde se mostraba tan inoperante en defensa como en ataque.

Porque en la era previa a JIM, no había manera de marcar de cabeza. De hecho, los únicos tantos que llegaron desde el cielo fueron anotados por rivales en propia puerta. Así pasó con Clau (Las Palmas) y Bolaño (Oviedo). Ni un solo gol marcado por un zaragocista. Tampoco, por cierto, de penalti, claro reflejo de la escasa presencia del equipo en el área contraria.

Ahora todo ha cambiado. Con JIM, la estrategia ha pasado de ser un grave problema a un fiel aliado. Tres de los ocho tantos marcados por el Zaragoza desde que el técnico ocupa el banquillo se han materializado a través del balón parado. El último fue el cabezazo de Jair en Sabadell, en el primer gol anotado por un zaragocista rematando un saque de esquina en toda la temporada. Antes fueron los de Azón en Cartagena a la falta lateral botada por Zapater y el de Vigaray en Málaga con Bermejo como asistente. Si antes el Zaragoza encajaba casi el 40% de sus goles a través del balón parado ahora atesora ese mismo porcentaje en lo que se refiere a tantos marcados en la pizarra sobre el total.

Especialmente relevante es el gol conseguido el pasado viernes por Jair en la Nova Creu Alta al tratarse del primero anotado por un jugador zaragocista al cabecear un córner. Y es que han tenido que botarse un centenar de saques de esquina para que, al fin, el Zaragoza haya materializado uno de ellos en gol.

El gran vuelco

La notoria mejoría en el apartado ofensivo se extrapola también a la defensa, donde el Zaragoza acumula cinco encuentros consecutivos sin encajar un tanto diseñado en la pizarra. Andújar fue el último que castigó al equipo aragonés con este arma en un partido de Liga. Fue en Cartagena, en el estreno de JIM fuera de casa. Faltaba media hora para la conclusión. Desde entonces, ni un solo tanto más recibido a través del balón parado. Logroñés, Albacete. Ponferradina, Málaga y Sabadell han comprobado la progresión zaragocista en este terreno. Solo el Alcorcón consiguió anotar en estrategia aunque fue en Copa, apenas unos días después del empate en Cartagena. Así, el conjunto aragonés ha pasado de recibir alrededor del 40% de todos sus goles en jugadas de estrategia a acumular casi 500 minutos sin hacerlo.

El Zaragoza ya marca a balón parado, ha dejado de encajarlos e, incluso, también anota ya de penalti. Y eso que Narváez falló el último en Sabadell después de haber acertado en los dos lanzamientos anteriores.

Con JIM, definitivamente, el Zaragoza es otro. En los siete encuentros dirigidos por el entrenador alicantino, el equipo ha marcado ocho tantos y ha encajado cuatro, de los que la mitad han sido a través de lanzamientos desde el punto de penalti (Albacete y Sabadell), otro fue en estrategia (Cartagena) y solo uno se recibió en jugada, si bien fue anotado con un disparo desde fuera del área obra de Muñoz.

A favor, el reparto es mucho más variado. A los tres goles de cabeza (Azón ante el Cartagena, Vigaray en Málaga y Jair en Sabadell), se añaden las dos dianas de Narváez de penalti y tres más de jugada. Chavarría (ante el Lugo en La Romareda), Bermejo (frente al Logroñés también en el estadio municipal) y James al mandar a la red una asistencia de Narváez en La Rosaleda, dejan patente que el Zaragoza, que ha marcado siempre con JIM salvo en Albacete, donde gozó de numerosas ocasiones para hacerlo, es otro.

Ahora, ni siquiera la estrategia, aquel acérrimo enemigo, puede con él. De hecho, se ha convertido en un fiel aliado.