La grada finalizó el partido entre cánticos y celebraciones, con la ola y con ganas de poner el punto y final a una temporada llena de claroscuros, la de la Sexta, pero también la de los apuros para la salvación. Con ella sellada se presentó el Zaragoza al último examen del curso y, sin esa presión, la prueba --nada fácil ante un Barcelona en lucha por el subcampeonato-- terminó con buena nota. Despedida y victoria. Epílogo feliz para una campaña dura, en la que el fin de fiesta llegó con un triunfo sufrido, en el que fue necesario remontar el madrugador gol de Saviola para superar a un equipo azulgrana que puso toda su maquinaria y dominó el choque mientras vio en el aire la segunda plaza y que se relajó conforme las noticias del Bernabéu narraban la enésima debacle madridista en este final de curso.Sorprendió Víctor con su alineación. Ya había dejado entrever que Zaparaín iba a debutar en la élite y el portero respondió con creces a esa confianza, pero ni por asomo había trabajado con Generelo ubicado en la banda izquierda. Aseguró que lo hizo para tratar de frenar la superioridad azulgrana en la medular, pero el experimento distó mucho de salir bien, a pesar de la fe que le pusieron tanto el propio Generelo como Soriano, situado en la segunda parte en esa plaza y que marcó el gol de la victoria. Por cierto, a este último le reclutó Víctor para la causa cuando peor se pusieron las cosas, en el decisivo envite frente a Osasuna, y ayer lo devolvió al banquillo. Resulta difícil explicar esta decisión.CANI Y SORIANONo resultó tanto entender el partido desde su inicio. Con el Barcelona más metido en el choque al tener que sellar la segunda plaza y evitar de esa forma la previa de la Champions, el Zaragoza tuvo unos buenos primeros minutos, con ocasión de Villa incluida, para diluirse después, cuando Xavi cogió el timón y Ronaldinho la varita mágica. El brasileño se dio un festín por el carril derecho de Rebosio, que despejó las pocas dudas que hay sobre su adiós al Zaragoza.Por esa banda derecha llegó el gol. Con el despiste de Ronaldinho al peruano, el centro de Van Bronckhorst, la dejada de cabeza de Xavi y el disparo a bocajarro de Saviola. El partido, desde ese momento, sólo tuvo color azulgrana, pero faltó la sentencia. Davids y Ronaldinho se encontraron con Zaparaín y el Zaragoza, con un gol inesperado al filo del descanso. Cani, hasta ese momento desafortunado, mandó a la red un centro de Generelo para dejar claro que su fútbol merece un voto de confianza. Lo tiene, sin duda.La segunda parte fue otra historia. El Barcelona bajó el pistón consciente de la pesadilla del Madrid y el Zaragoza apostó fuerte por el triunfo. Soriano, tan limitado en la banda como generoso y sacrificado en cada acción, avisó a Valdés primero y lo sentenció después, al rematar una gran jugada de Villa.De ahí al final, sólo hubo sitio para la celebración de la grada, que pidió a gritos la continuidad de Movilla y que encontró en Zaparaín a un nuevo héroe, ya que el portero salvó el triunfo. Ya lo son para la afición Cani y Soriano, goleadores anoche, aragoneses y de la cantera. Desde luego, la noche salió redonda.