Tras finalizar el encuentro, Sergio Gil expresó que el punto logrado en El Sadar, en lugar de conceder un poso de cierta satisfacción en la plantilla zaragocista, dejaba un sabor agridulce. "Estamos un poco enfadados con nosotros mismos porque teníamos el partido de cara y el gol tan tempranero nos ha matado un poco", contó el canterano.

Eso sí, el jugador no quiso dejar de valorar que sus compañeros y él fueran capaces de mantener el resultado tras la intensidad que le dio el Osasuna al encuentro: "Nosotros hemos aguantado. El partido ha sido un correcalles y ellos han apretado mucho".

Gil destacó esa intensidad que otorgó emoción al envite y reconoció que les costó amoldarse al ritmo del encuentro después de que los navarros lograran la igualada con un tanto en los inicios de la segunda parte. "La pausa era imposible, era un partido intenso y nosotros no éramos capaces de encontrar los huecos que en otros encuentros anteriores sí que encontrábamos".

Respecto al árbitro y a la expulsión de Cabrera, el centrocampista aragonés siguió la línea que su técnico Lluís Carreras en la sala de prensa y no quiso juzgar de manera excesiva la labor del colegiado. "La expulsión de Lele no la he entendido mucho pero no hay que juzgar al árbitro, nosotros solo tenemos que pensar en lo nuestro", zanjó.

Con este empate en Pamplona, el Zaragoza suma siete puntos de los últimos nueve en disputa. Aparte de los números en sí, los aragoneses se enfrentaban a contrincantes complicados como el Leganés, el Córdoba y el Osasuna ayer. A pesar de estos números y las sensaciones que genera el equipo de Lluís Carreras, para Sergio Gil no es suficiente: "Es verdad que hemos tenido un calendario complicado pero nos quedamos con un sabor amargo porque los tres puntos eran importantes". El jugador zaragocista insistió en que el deber del plantel es el de "continuar en la misma línea que hasta ahora, pensando en cada partido que tengamos".

GOL INTENCIONADO El tanto zaragocista fue obra de Lanzarote, que se estrenó como goleador desde que recaló en la capital aragonesa en el mercado invernal. Consistió en una vaselina sobre Nauzet, que el propio Lanza aseguró que hizo de manera intencionada: "No es un centro, cuando recibo la pelota y la controlo ya sé lo que tengo que hacer y mi intención es disparar a puerta para marcar gol". Un tanto precioso.