No hay consuelo posible para Carlos Vigaray. Solo una improbable impresión equivocada de los servicios médicos del Real Zaragoza pondría fin al tormento que se ha apoderado del lateral blanquillo desde la noche del sábado, cuando, a escasos minutos del final del partido ante el Albacete, su pierna derecha volvió a fallar. Todo apunta a que el madrileño sufre la tercera rotura muscular en otros tantos meses. De nuevo la misma pierna. Y la misma zona.

Si la resonancia magnética a la que será sometido en las próximas horas no contradice el primer diagnóstico médico, Vigaray ya no volverá a jugar hasta el 2020. Apenas había disputado dos partidos desde que recayó de su primer percance de la temporada, cuando tuvo que ser retirado en camilla tras sufrir una pequeña rotura del aductor largo ante el Lugo. Su precipitada vuelta, apenas quince días después, le mantuvo veinte minutos en el campo. Se había roto el bíceps femoral de su pierna derecha. La recaída obligaba a extremar las precauciones y, esta vez, Vigaray iba a estar algo más de un mes fuera de los terrenos de juego. Pero solo ha durado dos partidos.

La pesadilla continúa. Todo comenzó hace justo dos años, en noviembre del 2017, cuando la pierna derecha del madrileño sufrió el primer problema. En un partido con el Alavés ante el Gatefe, un golpe le provocaba una lesión con edema en una zona delicada de su rodilla que, en principio, le dejaría fuera de combate durante unas semanas. Sin embargo, la convalecencia se prolongó durante diez meses después de hasta tres intentos de regresar a la competición que se frustraron debido a golpes en la zona dañada.

El Alavés, al que el lateral había llegado la campaña anterior procedente del Getafe, optó por tratamientos conservadores como la fórmula más adecuada para alcanzar un completo restablecimiento, pero la temporada 2017-18 fue un infierno para el lateral zaragocista, que ya apenas participaría tras su regreso. Y eso que la apuesta del club por él había sido contundente y era el único lateral derecho de la plantilla.

Pero ya nada fue lo mismo. Vigaray volvió tras la lesión y posteriores recaídas, pero su puesto ya estaba ocupado y el madrileño había dejado de ser indiscutible. Apenas jugó ocho encuentros durante la pasada campaña, pero el Alavés mantenía su confianza en el lateral, al que ofreció la renovación de un contrato que expiraba el 30 de junio del 2019. Vigaray, que no llegó al medio centenar de partidos en sus tres temporadas en Vitoria -solo 20 en las dos últimas- no respondió y quedó libre para fichar por el Zaragoza.

Pero el cambio de escenario no ha hecho sino alargar la pesadilla. Su más que probable tercera lesión en apenas tres meses dejarán al Zaragoza sin su lateral derecho titular durante otro mes y medio. En total, Vigaray habrá estado tres meses sin jugar cuando se alcance el ecuador de la competición. «Se te viene el mundo encima cuando recaes», dijo el madrileño la pasada semana cuando todo parecía ya olvidado.

La maldición del lateral derecho no cesa. Vigaray afronta su tercera rotura muscular, las mismas que sufrió Benito la pasada temporada. En total, el catalán padeció cinco en sus dos años en el club. Entre ambos acumulan ocho roturas en tan solo tres temporadas.