Se puede perder en el Camp Nou porque el Bar§a tiene grandes jugadores, pero no como lo hicimos". La frase, de uno de los futbolistas de la plantilla del Real Zaragoza, refleja a las claras la sensación que dejó la derrota en el campo azulgrana. Más que el 3-0, preocupante porque concedió el billete provisional para los puestos de descenso, lo que más dolió tanto a Paco Flores como a los jugadores del conjunto aragonés fue la mala imagen que se dio, sobre todo en la segunda parte, y la nula capacidad de reacción exhibida, además de la reaparición de unos despistes en la línea de retaguardia que habían desaparecido en los últimos encuentros.

Las caras de los jugadores durante la sesión de ayer reflejaban de forma clara el enfado porque se habían depositado muchas esperanzas en un partido absolutamente descorazonador en su desenlace. El Barcelona acudía a la cita del domingo lleno de urgencias y de nervios, mientras que el Zaragoza lo hacía con tres victorias --dos en Copa y una en Liga-- y un empate como último balance. La ocasión era propicia para lograr un triunfo que diera fuste y mayor confianza al equipo, y los jugadores lo sabían, pero lo que se dio fue una pésima sensación como bloque.

De eso habló el técnico en la charla de un cuarto de hora que tuvo con los catorce futbolistas que jugaron en el Camp Nou. No fue una conversación dura ni con palabras altisonantes, más bien reflexiva, analizando la forma en que el equipo aragonés dejó escapar los tres puntos ante el Barcelona. Faltó concentración defensiva en los dos primeros goles --Saviola remata solo y de cabeza en el inicial y el penalti de Cuartero es tan dudoso como innecesario--, pero sobre todo se vio a un bloque apagado, con pocos recursos y menos espíritu, tras el descanso, un aspecto que preocupa, y mucho, al técnico zaragocista.

No sólo habló el técnico, algunos jugadores, como Alvaro y Milito, también expusieron abiertamente su opinión y reclamaron un carácter exhibido en anteriores citas, ante Osasuna o Atlético de Madrid, y que ayer se echó en falta en el Camp Nou, donde quedó patente que la actitud y el compromiso son dos pilares absolutamente básicos para lograr la permanencia. "La segunda parte se nos hizo eterna, bajamos los brazos y estábamos deseando que acabara", señaló otro jugador, consciente de que esos 45 minutos --o los partidos ante el Albacete, el Málaga o la Real-- señalan el camino equivocado en la lucha zaragocista.

CONFIANZA Y MAL MOMENTO Si había coincidencia general en el examen de conciencia tras el mal partido en el Camp Nou también existe en la confianza en superar el mal momento clasificatorio, reflejado en la posición en zona de descenso al finalizar la primera vuelta, y en la seguridad en la permanencia en Primera. "Hay confianza en sacar esto adelante. Se ha demostrado que el equipo es capaz de hacer cosas buenas", sentenció Soriano. Margen, desde luego, queda, pero el Zaragoza debe empezar a huir del infierno cuanto antes. Empezando por el partido en Riazor.