La victoria en Elche, en el estreno de César Láinez en el banquillo, no solo frenó una nefasta dinámica que llevó a que la salida del banquillo de Raúl Agné fuera tan justa por los resultados como ineludible por las sensaciones del equipo sino que trajo una bocanada de esperanza a un Zaragoza, y también a su gente, en estado claro de depresión y con la amenaza del descenso a Segunda B como tragedia latente. Esos tres puntos en el Martínez Valero pusieron más distancia, cuatro desde ayer, sobre ese terrible y funesto fantasma de la categoría de bronce y hoy, en el primer partido en casa de Láinez como técnico zaragocista, la intención es aumentar esa renta con una victoria que alimente la sensación de que el final de curso va a ser tranquilo después de que se anunciaran hace unas semanas peligrosas curvas.

El Valladolid de Paco Herrera, tan inestable a lo largo de la temporada y con más fútbol del que dice su irregularidad, examina al nuevo Zaragoza de Láinez. El rival, cuatro puntos por encima, ve el partido como la ocasión para reengancharse al playoff. El Real Zaragoza, que si le supera se quedaría a solo uno de los pucelanos, se toma la cita con la obligación de poner tierra de por medio con la zona de abajo. Quedan once partidos con el de hoy, tiempo para muchas cosas a poco que se logre una cierta consistencia, lo que el equipo zaragocista no ha tenido en todo el curso. Por eso, mejor mirar solo metas a corto plazo, una premisa que Láinez tiene muy clara.

MEJORíA EN ELCHE / No pudo tener mejor debut en el banquillo el exguardameta, una victoria convincente en Elche. Y con muchas noticias positivas. A saber: el mejor fútbol del curso en la primera parte, dejar la portería a cero, aunque ahí con algo de fortuna tras el descanso, mejorar las sensaciones grupales, ofrecer un equipo más intenso, más solidario, con las líneas más juntas y bien adaptado a un 4-1-4-1. El Zaragoza pareció otro y hoy busca darle continuidad a esa reacción, que no se quede en algo aislado para evitar que La Romareda sea un feudo abierto como en los últimos meses. El Municipal comenzó el curso siendo fortaleza y ahora es un sumidero. Hasta cinco enemigos ya han ganado aquí y otros tres se llevaron tablas para que se hayan escapado ya 21 de los 45 puntos disputados.

Para tan fundamental cita no cuenta Láinez con su jugador más decisivo. Ángel ha participado, marcado (16 tantos) o asistiendo, en 20 de los 41 goles del equipo. El porcentaje sale fácil y es brutal, porque se acerca al 50%. No estará por sanción el canario y el Zaragoza tiene que saber vivir sin él en una oportunidad que señala a Dongou, de irregular paso por el club desde que arribó en enero del año pasado, aunque es verdad que ha tenido muy poca continuidad.

Láinez dejó entrever el viernes una sorpresa y Zapater y Lanzarote han estado entre algodones. Quizá la novedad sea Edu García, lo que podría dejar sin sitio a Edu Bedia. Apunta a volver Cani al once tras cumplir sanción, aunque la consigna es dosificar sus minutos. Y, si Zapater tiene un descanso, Valentín estaría en el eje de la medular, aunque eso no parece probable. Mientras, Pombo de descarada y vital irrupción en Elche, seguirá en el equipo.

MALOS PRECEDENTES / Paco Herrera conoce bien La Romareda y al entorno zaragocista, aunque al técnico catalán le tocó vivir el último año de Agapito iglesias, el más convulso de la nefasta era del soriano. Se marchó tras 30 jornadas y firmó al curso siguiente el ascenso con Las Palmas, precisamente dejando fuera al Zaragoza. En el Valladolid las cosas no le están saliendo como esperaba y la última mala racha, una victoria en cinco partidos, le ha alejado de la promoción. Su Valladolid propone y amaga, pero tiene más fútbol e intenciones que eficacia y resultados. Con todo, es un rival peligroso y con mucha calidad, un enemigo de enjundia, bien trabajado y en el que estará otro exzaragocista como Guitián, de reciente pasado, finalizado en la debacle en Palamós y en su negativa a renovar después para tomar rumbo a Pucela.

El rival apunta a mantener el esquema con tres centrales de los últimos partidos y se le da bien La Romareda en la historia reciente, con seis victorias seguidas, una racha a la que el Zaragoza quiere poner freno para que la esperanza que se abrió en Elche en el primer partido de la era de César Láinez tenga continuidad.