Formado como jugador en las categorías inferiores del extinto CD Logroñés y tras colgar las botas en el actual Unión Deportiva en el 2013, el caso de Sergio Rodríguez es casi una excepción en el fútbol español, con su quinta temporada ya en un banquillo al que llegó desde el Juvenil de forma definitiva al sustituir a Berges en marzo del 2017.

El empresario y presidente del Logroñés, Félix Revuelta, ha encontrado en el técnico riojano a un hombre de club que ha dado el primer ascenso a la entidad fundada en el 2009 tras el ascenso del Varea. Un entrenador de casa, de los que sabe aprovechar al máximo los recursos y que tiene en el talante, en el trabajo táctico y en la tranquilidad sus mejores virtudes. Su Logroñés es, ante todo y sobre todo, un bloque donde prima la labor colectiva muy por encima de la individual. Con el tercer límite salarial más bajo, con 4,55 millones, y con 16 jugadores de los que firmaron el ascenso a Segunda, lleva una temporada en números de lograr la permanencia, su objetivo.

Arrancó con dudas, pasó por su mejor momento con hasta 6 triunfos seguidos y después llegó la crisis de 5 derrotas consecutivas y la eliminación copera ante el Amorebieta de la que ha vuelto a salir con cuatro puntos de los últimos seis. «Somos rivales directos», dijo este jueves Sergio al hablar del Zaragoza, aunque advirtió de su potencial. «Tiene plantilla incluso para estar en Primera, pero no le están saliendo las cosas». A él en el Logroñés desde luego que sí.