—¿Qué sensaciones tiene en su retorno a Zaragoza?

—Estoy contento por volver, eso lo primero. Ya lo experimenté el año pasado al ir allí con el Albacete, pero ahora es una competición diferente y además lo hago ya como futbolista de un equipo de Primera División. Estoy feliz de jugar en un estadio como ese y delante de una afición que es espectacular. Siempre es bonito reencontrarte con la gente y volver a un sitio donde estuve bien.

—Al Zaragoza llegó cedido por el Madrid, en su primer año fuera de esa cantera, en la 17-18 y a las órdenes de Natxo González.

—Hay que tener muy en cuenta que era la primera vez que salía del Real Madrid, donde estaba desde los 13 años. Era otro mundo, el fútbol profesional, un cambio radical y creo que la adaptación fue bastante buena. Yo tengo claro que, a nivel de aprendizaje y de madurez como jugador y como persona, viví el año que me sirvió para crecer más a nivel mental, para ser más fuerte a la hora de afrontar cualquier reto. Tuve momentos muy positivos allí, donde todo eran elogios, y otros donde no tuve tanta continuidad y parecía que ya no era tan bueno. Ese contraste lo viví en una sola temporada. Y era muy joven, solo 21 años cuando llegué, y la mentalidad para afrontar todo eso me ayudó para ser siempre muy constante y positivo y buscar la regularidad.

—Y la temporada pudo terminar hasta mejor, con ese ascenso que se escapó en el ‘playoff’ ante el Numancia tras una segunda vuelta sensacional.

—Como para olvidar aquel día. Ahora ha pasado tiempo y duele menos, pero recuerdo que el momento fue jodido y los días posteriores también. Por la inercia que llevábamos a lo largo de la temporada parecía que iba a ser el año y se nos escapó. Fue duro para todos, para la afición, el club y por supuesto para nosotros.

—¿Tuvo alguna opción de repetir cesión en el Zaragoza en ese verano del 2018?

—Pues no sabría decirlo. Durante el año hubo conversaciones con Lalo Arantegui, que me preguntó si quería seguir y me dijo que ellos querían que continuara, pero al acabar la temporada ya no dijeron nada. Supongo que el interés se perdería en los últimos partidos, pero al acabar ya no hubo ninguna llamada.

—¿Le dolió eso?

—Bueno, no tengo nada que reprochar, eso sí, porque me fui del club con un buen sabor de boca en general de lo que había vivido y aprendido ese año. Es verdad que eso al final me dolió un poco, aunque después no me haya podido quejar de cómo me han ido las cosas. En el Albacete hice un año de ensueño a nivel personal y colectivo, al jugar el 'playoff' en un club más modesto, donde luchar por el ascenso no es tan obligatorio como le sucede al Zaragoza, y este verano pasado di el salto a Primera con el Mallorca, en el que me siento muy a gusto en la ciudad y en el equipo.

—Ha jugado 19 partidos en Primera, pero en los últimos tres encuentros ha perdido el sitio en el once de inicio de Vicente Moreno. ¿Cómo está viviendo su primera temporada en la élite?

—En general, estoy contento de cómo se está dando este primer año, aunque es verdad que últimamente no estoy jugando tantos minutos como antes. Intentaré que sea algo anecdótico, que se quede en unas pocas semanas, y quiero revertir esta situación, porque no soy conformista. Soy joven, es mi primer año en la élite pero también soy un jugador con hambre que quiero participar el máximo posible.

—¿Le costó más la adaptación de Segunda B a Segunda o la actual al ritmo de la máxima categoría viniendo de dos años en la división de plata?

—Sinceramente, el cambio que más me costó fue salir del Castilla al Zaragoza, porque venía de jugar con equipos donde dominabas los partidos, con una posesión altísima y al salir te das cuenta de la realidad de muchos otros conjuntos, donde tienes que defender más que atacar en algunos partidos y hacer un buen trabajo sin balón. Eso lo noté en el Zaragoza, me adapté bien y en el año del Albacete aún mejoré mucho más ese juego sin balón. Por eso creo que no me ha costado el salto a Primera.

—¿Hay malestar en el Mallorca por el poco tiempo que han tenido desde el partido de Liga para el de Copa?

—Bueno, lo que es evidente es que la ventaja del Zaragoza está ahí, porque nosotros hemos tenido muy poco tiempo para preparar el partido, poco más de 48 horas. Ellos han tenido más días y además con lo sucedido en Miranda, con el aplazamiento, pues aún más si cabe. Pero no es excusa, queremos salir a ganar y con la ambición de seguir en esta competición que es muy bonita.

—El Mallorca se ha dejado a ocho titulares en Palma, señal de que la permanencia es la prioridad. También para el Zaragoza lo es, en este caso el ascenso.

—Quien diga que cualquiera de los dos equipos el objetivo principal no está en la Liga miente, eso es evidente. Nosotros miramos a la permanencia y, si pasas en la Copa, es un extra, algo bonito y además el míster puede repartir los minutos para los que menos juegan. De todas formas, lo que está claro es que el Mallorca va a hacer el máximo para intentar pasar la eliminatoria y seguro que el rival también.

—¿Cómo ve al Zaragoza?

—No tanto como quisiera. La temporada pasada lo vi mucho más, al estar en la misma categoría. En esta, cuando lo he visto me ha gustado, están arriba, con una buena dinámica ahora y manteniéndose en esta época cerca de la cabeza para buscar el objetivo en los últimos partidos. Están jugando bien desde la llegada de Víctor Fernández, eso sin duda.

—¿Con quién se queda?

—Me ha gustado mucho Luis Suárez, tanto las ganas que pone como el gol que tiene y Guti creo que está haciendo una temporada sensacional, algo que no me sorprende porque he jugado a su lado y sé lo que puede dar. También Vigaray me parece un lateral enorme para esta categoría.

—¿En Guti hay un centrocampista de Primera?

—Todos los buenos tienen cabida en la élite y Guti lo es.

—La sensación en el zaragocismo es que este puede ser el año del ascenso. ¿La comparte?

—Ojalá lo sea. Estuve esa temporada allí y desde ese momento siempre voy a desear que suban lo antes posible. Lo que está claro es que con la dinámica que llevan van a estar en esa pelea por ascender hasta el final.

—Esta temporada usted ya se ha desvinculado del Real Madrid y ha firmado en propiedad por el Mallorca. Una vez que ha debutado en la élite, ¿dónde se pone el techo?

—Tenía ganas de pertenecer a un club y no salir otro año cedido, que a veces por estar en esa condición te penaliza en la igualdad en la lucha por un puesto. Debía dar ese paso y estoy contento. Mi primer sueño ya está cumplido al debutar en la élite y el siguiente es consolidarme y ser un jugador importante muchos años en la categoría.