En la calle Canigó de Almacellas viven Luis Febas y Manoli Pérez, un agricultor hortofrutícola que hizo sus pinitos en el fútbol, sin salir de la zona, «como delantero con pocas ganas de correr», y una empleada de supermercado. Son los padres de Aleix y Joel. El jugador zaragocista, nacido el 2 de febrero de 1996, se ha criado en esta localidad ilerdense tan cercana a Aragón hasta que a los 13 años tomó rumbo para irse a la cantera del Real Madrid, club que lo cedió esta temporada al Real Zaragoza, donde Febas ha tardado muy poco en ganarse el favor de la grada, como quedó de manifiesto el pasado domingo ante Osasuna.

«Lo que más les tengo que agradecer a mis padres son los valores que me han dado, inculcarme la importancia del trabajo y de la humildad, el no creerme nada», asegura Aleix. Y un vistazo a su vida en Almacellas ratifica lo que dice. Estos días la familia Febas anda de mudanza. Han cambiado su vivienda de VPO de 70 metros cuadrados por una casa mucho mayor, con más habitaciones y espacio. «Se ha empeñado el chico», dice Luis, cuyo abuelo nació en la localidad oscense de Fonz, de ahí viene el apellido del futbolista, mientras que su madre tiene sus orígenes en Baza (Granada). «Aleix es muy familiar, muy hogareño y amigo de sus amigos, desde que está fuera no pasa un día que no hablemos por teléfono», relata su madre, mientras que Luis admite que al principio, cuando se marchó a Valdebebas, fue duro. «Llegamos hasta a plantearnos buscar un traslado a Madrid. Yo iba al menos una vez al mes. Si iba solo, en AVE. Si no, en coche los tres. Estos ocho años con Aleix lejos ha sido Joel mi salvavidas», asegura.

Joel, con 16 años, es muy diferente a su hermano, cinco años mayor que él. «Aleix es más competitivo, de los que quiere ganar a todo, hasta a los estudios. Es más vinagre, como le digo yo, con el ceño fruncido y muy serio. Joel es más cariñoso, más despreocupado, viviría feliz hasta debajo del puente y su hermano es un inconformista», relata Luis, aunque su esposa matiza después: «El carácter le ha cambiado al estar fuera de casa, ahora Aleix es más abierto. La madurez que un chico hace con 18 años él la tuvo que hacer con 13».

Joel juega en el juvenil B del Lleida, también como centrocampista, quizá más ofensivo que su hermano, ya que antes era mediapunta. «A Aleix lo tengo como ídolo futbolístico y cuando viene a verme me echa unas broncas terribles. Eso sí, es un hermano que lo comparte todo. De hecho, cuando mis padres no me quieren comprar algo siempre recurro a él y ahí llega», explica el hermano pequeño en la habitación que ambos van a tener para jugar a la Play, «al FIFA y al NBA».

EL CESARAUGUSTA DEL 2012 / Esa habitación, todavía a medio instalar, está presidida por las fotos gigantes de ambos. Aleix con la camiseta del Madrid y Joel, con la del Lleida. «Ahora, hay que poner una con la del Zaragoza», dice su padre, mientras agarra el trofeo al mejor jugador que Febas conquistó en el 2012 en el Torneo Cesaraugusta, donde quedó subcampeón con el Madrid y ante el Barcelona. En esa habitación también hay un improvisado y aún semivacío museo de camisetas: la que debutó con el 36 a la espalda con el Madrid de Zidane en una gira por EEUU en el 2016 o la de Sánchez Jara, íntimo amigo de la familia, con el Barcelona, y las de algunos jugadores a los que ya se ha medido, como Javi Muñoz (Lorca), excompañero en el Madrid, como el meta Alfonso Herrero (Oviedo). También están las de Javi Jiménez (Nástic) y Pere Milla (Numancia). Ahora tiene que poner alguna del binefarense Gibanel, por ejemplo, a cuyo campus Aleix acude siempre.

En ese carácter estricto de Aleix está, por ejempo, su cuidado con la alimentación. «Nunca bebe Coca-Cola y a mí me dice que no la beba, pero me encanta», dice Joel. De hecho, una de las cosas que le inclinaron para llegar al Zaragoza fue que Natxo González iba a reunir al equipo todos los días para desayunar y comer tras el entrenamiento. «A partir de las siete de la tarde no quiere que le haga ensaladas ni fruta porque dice que retiene líquidos. Es muy estricto con la alimentación», explica Manoli, que acudía a Madrid antes llena de táperes de comidas.

Ahora, no es tan necesario que lo haga. Aleix tiene a veces la ayuda en Zaragoza de Judith, su novia, que ha acabado Psicología en Barcelona y que lo visita con frecuencia. «Va más que yo», afirma Luis. La otra clave de su alimentación es reciente, la Thermomix, que se acaba de comprar. «Se lo aconsejó Toquero porque a Aleix no le gusta mucho cocinar y en el día del Pilar ya nos hizo un risotto. O al menos eso dijo que era», bromea Luis, satisfecho de la adaptación de su hijo en Zaragoza. «Se lleva muy bien con todos, pero sobre todo con Eguaras. Zapater también le da muchos consejos, como Toquero», añade.

LA CERCANÍA, CLAVE / La cercanía con la capital aragonesa de Almacellas, poco más de 160 kilómetros, fue clave en la decisión de Aleix, tan unido a su familia. Estaban muchos clubs tras él, los que más el Sporting, el Tenerife y, sobre todo, el Almería. «Yo no paraba de mirar combinaciones para ir hasta cada sitio, lo que costaba en tiempo cuando me enteraba de las posibilidades que tenía, pero el Zaragoza era sin duda la mejor opción, por cercanía, por club y por todo», asevera Manoli, feliz porque ve a su hijo prácticamente todas las semanas, ya que va en el día de descanso y ellos han venido a todos los partidos menos al de Osasuna por estar en medio de la mudanza.

«El estar tan cerca también hace que cada encuentro tenga que pedir más entradas porque viene gente a verme, amigos y familia, pero me encanta estar tan cerca de la gente que quiero y de mi tierra. De hecho, en un futuro cuando deje el fútbol yo quiero vivir aquí, aunque nunca se sabe qué pasará», explica Aleix.

Para eso aún queda mucho, aunque el centrocampista del Zaragoza ya acumula, a sus 21 años, muchas vivencias. Empezó jugando en el Almacelles, en su pueblo, con el campo de fútbol pegado a su casa y con Luis que había pasado por el club siendo primero jugador y luego entrenador y presidente. «Pero cuando él entró yo lo dejé todo, no quería estar con mi hijo jugando en categorías inferiores». Del Almacelles, que ahora milita en la Primera Catalana, dio el salto al Lleida en alevines y en el primer año de infantiles. Ahí lo captó el Madrid.

«Romero, el jefe de scouting del Madrid en Cataluña nos dijo que si hacía falta rompía la familia pero que se lo llevaba allí. Dudamos mucho, pero fuimos y a él le encantó todo, la residencia, el Bernabéu, después Valdedebas...», explica su padre. También estaba el Barcelona tras sus pasos, pero entonces «estaba lleno de cameruneses (la Fundación Samuel Etoo, de donde salieron Dongou o Bagnack) y el interés del Barça no fue nunca tan grande», indica.

Con 16 años, cuando firmó su primer contrato como profesional, también estuvo el club azulgrana con la intención de ficharlo. «Pero él ya lo tenía muy claro y dijo que se quedaba en el Madrid», explica Manoli. En esa época es cuando Aleix unió sus pasos con los del exzaragocista Dani García Lara, su agente y clave en su llegada a La Romareda. «Me llamaron muchos agentes, pero Dani me convenció y además vivía en Majadahonda e iba a estar cerca del chico», asevera Luis.

A él y a Manoli siempre les ha preocupado la comparación exterior entre los dos hermanos y que Joel tenga que vivir como el «hermano del Febas». Algo menos le preocupa al pequeño de la familia. «Yo lo llevo con naturalidad, bien, es lógico que me pregunten por él», asegura Joel.

En Valdebebas llegó Aleix siendo un niño, pero «con suerte, porque estrenó la nueva residencia y hasta vivió una final de la Champions en el Bernabéu llevando la bandera con el escudo del Bayern con otros niños sobre el césped», rememora Luis. Aquella final la conquistó el Inter de Mourinho, con dos goles de Diego Milito.

Pasó por las categorías inferiores del Madrid. Tristán Celador fue el primero en la cantera blanca que retrasó su posición al pivote y con Ramis, ahora entrenador del Almería, coincidió en el Juvenil A. En el Madrid C lo dirigió Gay y en el filial volvió a estar con Ramis, que este verano pasado quería llevárselo a Almería.

Ganaron Lalo y Natxo en la dura pelea por el centrocampista ilerdense y Febas en el Zaragoza está dando lo mejor cuando juega de 8, entrando desde la banda hacia dentro y participando más en el juego que si se mueve de segundo punta, donde también ha actuado en esta temporada. «Él es feliz allí, está muy contento, con la ciudad, con la gente, con su piso en Aragonia, con el club...», tercia Manoli. ¿Y el próximo año? «Si el Zaragoza sube habrá más opciones y, por nosotros, encantados, claro, pero están los intereses de dos clubs y nunca sabes qué pasará», concluye Luis.