Fiabilidad. Hasta en cinco ocasiones repitió Natxo González esa palabra durante su presentación. Es una señal clara del Zaragoza que quiere, un bloque homogéneo, que domine las dos áreas y que compita bien siempre, tanto en La Romareda como a domicilio. Vamos, lo que no ha sido este año, esta temporada recién acabada, donde fue un inmenso agujero atrás y, salvo con Ángel, le ha costado, un mundo hacer goles. «Tengo muy claro que lo prioritario es lo colectivo. Para lograr objetivos tienes que ser un buen bloque, por encima de las individualidades. Tenemos que conseguir que seamos un colectivo fuerte y fiable. Ese es mi primer objetivo. Esa fiabilidad te permite ser más regular y eso hace que sumes puntos».

Esa declaración de intenciones, expuesta cuando se le preguntó por su filosofía futbolística, deja claro que Natxo González va a buscar en el Zaragoza hacer un bloque, un equipo donde los automatismos le lleven a la eficacia y de ahí a la victoria: «¿Qué fútbol vamos a hacer? No vengo a vender humo. Tenemos que ser un equipo fiable (otra vez insistió) para ser regulares. El objetivo es ganar, sumar puntos, y para hacerlo tienes que ser eficaz en tu área y en la contraria. Y, además, eficiente en el resto del campo», señaló el nuevo entrenador del conjunto zaragocista.

Eso sí, esa fiabilidad y esa consistencia como bloque no implican que el Zaragoza de Natxo González se va a refugiar en una sola idea futbolística. Su esquema de cabecera es un 4-2-3-1, pero sus equipos se adaptan a varias versiones, porque «al final, cuantos más registros seas capaz de dominar, más opciones tendrás de ganar. Seguro que habrá muy buenos momentos de juego y otros peores. Me gusta dominar al contrario, pero no soy un técnico al que solo le vale un tipo de fútbol. Habrá momentos que tendremos que hacer un juego más posicional, otros en los que tengamos que contraatacar y otros en los que deberemos de defender el resultado. Lo importante es dar respuesta a todo eso y tener la fiabilidad».

Recalcan sus jugadores, los que dirigió en el Sant Andreu, en el Alavés y en el Reus, el buen trabajo táctico de esos equipos, reflejado en muchas victorias por la mínima, sabiendo rentabilizar la portería a cero. De hecho, el Reus, con 29 goles, fue el que menos encajó en la pasada Liga: «Allí nuestras victorias siempre fueron por un gol, excepto en dos partidos. ¿Por qué? Porque no éramos eficaces en el área contraria. Nos faltaba el gol, que es lo más importante. No quiere decir que no llegáramos ni que no hiciésemos ocasiones, pero no éramos eficaces. Entonces, si al menos no éramos eficaces en nuestra área estábamos liquidados», explicó.

Defender con la posesión

Sin embargo, esa capacidad para construir bloques consistentes no está reñida con el buen fútbol. Su Reus, por ejemplo, jugaba bien, pero le faltaba definición: «En cualquier equipo que estés tienes que tener la capacidad de autoconocimiento para saber los puntos fuertes y débiles. Que la afición del Zaragoza esté tranquila en este sentido. Si se miran las estadísticas del Reus, en un porcentaje más alto hemos tenido más posesión que el rival, siendo el equipo, con todo mi cariño, más pequeñito de la categoría. Siempre tuvimos el control del balón. Y a veces tuvimos que sufrir», destacó.