En medio de una expectación olvidada, propia de otros tiempos, el Real Zaragoza ultima los detalles de la original presentación de su fichaje estrella, Kagawa, la contratación más sugerente y asombrosa del verano en Segunda. Hay doce medios japoneses acreditados y se espera una afluencia importante de aficionados a La Romareda. Kagawa es un fichaje imposible que ha sido posible. A sus 30 años, después de haber dejado atrás sus días de mayor esplendor, que lo llevaron al trono del fútbol japonés y a maravillar con el Dortmund, el club ha sido capaz de cerrar una operación con varias aristas, algo así como un ejercicio combinado de ingeniería financiera, de atrevimiento deportivo, de imaginación personal, de capacidad de sugestión, de una nueva ambición societaria y de anticipación del futuro en la vida del club.

La SAD contará este año con un límite salarial que rondará los siete millones de euros, según sus propias estimaciones. En ese margen económico ha sido capaz de hacer sitio a un futbolista que tenía una ficha cercana a los cuatro millones en Alemania, que lleva consigo a un séquito de trabajadores personales y que multiplica las posibilidades de negocio de manera extraordinaria. Ha llegado traspasado. Firmó dos años.

Para que lo imposible fuera posible, mucho de cómo espera ser el Real Zaragoza a nivel deportivo en el futuro se ha adelantado. Además, han tenido que confluir factores decisivos: la voluntad firme de Kagawa de jugar en España, el triángulo Pedro Herrera-Ander-Víctor Fernández y el papel decisivo de la agencia AC Talent con el nombre de Arturo Canales en posición preeminente. Entre todos han hecho que las cuentas cuadraran... como buenos hombres de fútbol. Una parte del futuro ya es presente.