La reconquista empieza hoy en Asturias, en Oviedo (18.00, Gol), donde el Real Zaragoza busca su primera victoria de la temporada fuera de casa. Tuvo un estreno tranquilo en su estadio ante el Rayo Majadahonda y dejó muy buenos minutos en el partido que debió ganar a Las Palmas. En Reus fue otra cosa. Dominó con una estructura firme y un buen talante colectivo, pero sin la ambición y fogosidad con la que se suele comportar ante su afición. Pareció otro equipo, menos insaciable, un tanto conformista. El resultado arrojó un punto que, a priori, se entendía como poco premio. Lo fue. Aunque nadie quisiese reconocerlo abiertamente, el empate fue amargo y sitúa al equipo de Idiakez ante uno de los desafíos ineludibles del curso. «Competir fuera como en casa es uno de los retos de la temporada», explicó en su previa el técnico, consciente de que necesitará parecerse al conjunto arrollador de La Romareda para ganar en el Tartiere, para hacerlo casi en cualquier campo. Son las obligaciones de uno de los favoritos al ascenso, que debe alejarse de complacencias.

Se entiende que el Tartiere es un estadio de máxima dificultad. Allí dejó buenos minutos la pasada temporada el Zaragoza, después de que un vendaval se lo llevase por delante en los primeros 20 minutos. El susto le enseñó lo que le puede suceder en cualquiera de los campos complicados de la categoría. No son pocos. Hay media docena larga de estos en Segunda. Por ellos pasarán algunas, muchas, de las opciones del ascenso, por aquello de restar al rival lo que suma uno, por aquello de los golaverajes, por aquello de eliminar enemigos...

Hoy por hoy, sin duda, el Oviedo es un contrincante directo. El Extremadura le estropeó el resultado (1-1) en su mejor partido, pero fue capaz de empatar en el Carranza (1-1), otro de esos estadios peliagudos, y de exhibir en Córdoba (2-4) su potencial ofensivo, donde destacan Bárcenas, Toché y Saúl Berjón, que acumulan cinco de los seis tantos de su equipo en el comienzo liguero. El otro pertenece a Tejera, el buen mediocentro llegado del Nástic sobre el que reposa la línea medular de los carbayones, que se mueven entre el 4-1-4-1 y el 4-3-3.

el tridente / «Nuestra idea va a ser siempre la misma», dijo Idiakez el jueves, en referencia a que el Zaragoza saltará a todos los campos «a por los 3 puntos». Lo que no garantizó es alinear otra vez de inicio el tridente que destripó a Las Palmas y su estilo underground del que tanto se ha hablado esta semana: Gual, Álvaro, Pombo (Mind the GAP!).

No hubo confirmación oficial por parte del técnico, pero se da por hecho que repetirá la estructura atacante, esa que empezó apoyando a Pombo sobre el vértice alto del rombo pero que se convirtió a buenos ratos en un 4-3-3, con el zaragozano a la izquierda y Gual a la derecha. Así trituró a Las Palmas antes de que Idiakez se desdijera con sus cambios. Fueron poco comprensibles, además de prematuros. Al contrario que en Reus, donde esperó demasiado, el técnico despobló su zona de ataque mucho antes de que el partido estuviese resuelto. Los movimientos de enfrente le dejaron luego sin reacción, al margen del tiempo que le costó al equipo volver a entender el partido, saber dónde estaban los espacios de ataque. A eso le ayudará hoy Zapater, al que se supone por Verdasca.

Son matices, al cabo, el tiempo que falta para que el equipo sea bien poderoso. De momento, solo lo es Jorge Pombo, el mejor futbolista de la plantilla hoy por hoy. De su potencia, fútbol e inspiración dependerá en buena parte este Zaragoza que necesita sacudirse cuanto antes sus complejos de visitante.